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¿Qué es Basilea II?

¿Qué es Basilea II?

El Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) presentó una propuesta de modificación del modelo por el que se rigen actualmente la mayor parte de los bancos del mundo en materia de control de riesgos. El objetivo es instar a las entidades a mejorar sus procedimientos, implantando un sistema mucho más flexible que el actualmente existente.

Esta nueva metodología, se ha denominado Basilea II. Nació a partir del entorno cambiante en el que nos encontramos y de una creciente sofisticación que se ha producido en el sector financiero en estos últimos años, donde la existencia de productos cada vez más complejos ha proliferado notablemente. La implantación debería realizarse durante el año 2004 con tres objetivos: mejorar la gestión del riesgo por parte de las propias entidades, realizar un control más exhaustivo y aumentar la transparencia de cara a los mercados.

En 1988, el Banco Internacional de Pagos de Basilea promovió el primer acuerdo con el fin de dotar de mayor equidad y seguridad a los sistemas de regulación de control de riesgos en las organizaciones de todo el mundo. Analizando esta primera propuesta y después de un periodo de tiempo se observa que este objetivo inicial se ha cumplido sólo parcialmente.

Ello es así porque, el actual sistema de control de riesgos discrimina muy poco entre los diferentes tipos de riesgos. De hecho, Basilea I requiere un ratio de capital del 8% sobre el total de inversiones sujetas a ponderadores por tipo de riesgo, es decir se fija en un 8% el ratio mínimo de solvencia para las entidades financieras.

La dinámica económica obliga a definir una nueva propuesta más adecuada a la realidad vigente y eso es lo que lleva al Banco de Pagos de Basilea a proponer la nueva propuesta denominada Basilea II.

Basilea II se basa en 3 pilares: El requerimiento mínimo de capital, la revisión del proceso de supervisión y la disciplina del mercado.

En lo que se refiere al primer pilar, el Requerimiento Mínimo de Capital, fijado en un mínimo del 8%, (como se ha comentado anteriormente), se modifica introduciendo criterios más flexibles, y aumentando el margen de actuación de las entidades financieras. Además, este marco motivará a las entidades a mejorar su sistema de control de riesgos, clasificando la calidad de sus carteras de préstamos.
Esta idea se pretende materializar a través de la implantación de un rating o clasificación crediticia de su cartera de préstamos que le informe en cada caso, y dependiendo del riesgo de cada préstamo. Se ha barajado la posibilidad de que exista un rating interno y uno externo, sin embargo, éstos suponen al menos dos problemas a tener en cuenta: el primero de ellos es que al dejar a las entidades financieras que realicen las clasificaciones de forma interna, supondría una dificultad, si los criterios de las entidades fueran muy divergentes entre si (rating interno). Y el otro problema, sería encargar a empresas externas la elaboración de estas clasificaciones con criterios más standares (rating externo), lo que derivaría en un coste mayor para las entidades financieros que podría repercutir directamente en sus clientes.

Esta propuesta lo que pretende es suscitar preguntas tales como: ¿Cuál es la calidad del préstamo que se ha realizado? ó ¿A quién se le ha prestado el dinero?. Surgiendo, todo ello, a raíz de una creciente necesidad de tener una visión global de los riesgos, el endurecimiento del entorno competitivo, la mayor complejidad asociada al fuerte ritmo de innovación financiera, el desarrollo tecnológico y los avances en las técnicas de medición de riesgos.

El segundo pilar, la Revisión de la Supervisión, requerirá que los entes supervisores aseguren que la propia entidad financiera desarrolle procesos internos para calcular la adecuación de su capital basado en una medición exhaustiva de sus riesgos. Se remarca la importancia de que cada entidad desarrolle un proceso de cálculo, dadas las características particulares de cada una y del entorno en el que se desenvuelven. Los supervisores son los encargados de evaluar cómo están calculando los bancos su adecuación patrimonial contrastada.

El tercer pilar, La disciplina del mercado, pretende que la divulgación de la información de calidad es esencial para asegurar que los participantes del mercado puedan entender mejor el riesgo al que están expuestas las entidades. En cada momento establece, al mismo tiempo, recomendaciones para distintas áreas, incluyendo la forma en la que banco calcula la adecuación patrimonial y la metodología a utilizar.

En definitiva, Basilea II es un sistema que pretende ser mas flexible y adaptarse a los nuevos cambios que se están produciendo en el mercado, y su objetivo es proveer de modelos mucho mas comprensibles y sensibles al riesgo que los acordados en el modelo inicial del año 1988 (Basilea I), permitiendo, así, a las entidades financieras administrar sus recursos de una manera mas eficiente. Basilea II se ha estructurado a partir de tres principios genéricos: la Mejora en la Gestión de Riesgos, el Control y la Transparencia. Tres principios que en caso de darse, garantizarán una mayor estabilidad en el sector financiero europeo.

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