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Los derechos del accionista

Cuando se pretende invertir en acciones, cada inversor debe ser consciente de que no es una operación libre de riesgo, que existen riesgos asociados al mercado y otros asociados a la propia acción. Analizar cómo evoluciona un valor, en función de los datos que se van obteniendo de coyuntura económica, ayuda a poder realizar una inversión de manera razonada. Los principales riesgos derivados de la propia acción son desconocer los dividendos a cobrar y la evolución en la cotización.

Respecto al desconocimiento de la rentabilidad vía dividendos, existen factores que permitirán disminuir sus implicaciones en la evolución de la inversión. Las empresas aprueban el sistema que van a utilizar para remunerar a sus accionistas cuando van a elaborar sus planes estratégicos. Estos planes o políticas de dividendos pueden variar según vaya la marcha económica de la empresa y la necesidad de recursos que tenga, pero una vez aprobados se suele dar cumplimiento a los mismos dentro del periodo establecido. Se trata de dar cierta estabilidad al modelo aprobado, para no crear inseguridad a los inversores.

El riesgo derivado de la evolución de la cotización es algo más complejo de analizar. Éste vendrá influenciado, en mayor o menor medida, por la situación del entorno económico general y, de una manera más directa, por el seguimiento y cumplimiento de los objetivos marcados por el equipo directivo, analizados de manera pormenorizada en los encuentros con los analistas, para ver cómo ha evolucionado y los factores influyentes.

En el análisis técnico se parte de la premisa que dice que la cotización de una acción descuenta toda la información que le afecta directa e indirectamente. Así cuando en un Consejo de Administración se producen cambios, la acción tiene una reacción en el mercado. La pregunta que se plantea ahora es ¿hasta qué punto una empresa que ya tiene establecido un plan estratégico en marcha se verá afectada por el cese de su Consejero Delegado?

Un Consejero Delegado forma parte del Consejo de Administración, y suele ser un empleado de la organización. Echando mano de la Guía “Las preguntas que debe hacerse todo accionista de una compañía cotizada”, es el Consejo de Administración quien, entre otras funciones, tiene la de realizar y establecer la estrategia a seguir por la entidad. Que un miembro del Consejo de Administración deje de formar parte del mismo, no debe ser vinculante a la hora de cumplir con el planning previsto y, por tanto, conseguir los objetivos marcados. ¿Por qué entonces se puede ver como algo negativo para la empresa? No se puede hablar, en cualquer caso, de una modificación estratégica con el fin de conseguir nuevos puntos de vista, y así establecer otro sistema complementario o adicional que permita crecer a la compañía.

Estableciendo un símil con una banda de música, el que el director de la misma cese, no quiere decir que el resto del conjunto, no sea capaz de obtener los objetivos marcados, pero éstos han formado un grupo bajo una dirección determinada, y sin ella se pueden perder los puntos de referencia que les hacían trabajar de forma sincronizada y eficaz, consiguiendo de esta manera la melodía perfecta. En este caso, que un Consejero Delegado salga del equipo gestor, no implica que el resto de personal conocedor de la estrategia a seguir no sepa continuar ese trabajo.

Llegados a este punto, el accionista de cualquier entidad, cotizada o no, debe asumir las responsabilidades que su inversión requiere. Al inicio de estas líneas se hablaba de los riesgos económicos de la compra de acciones, pero existen riesgos consecuencia de la gestión de la entidad. Existe el derecho a la asistencia en la Junta General de Accionistas y el derecho a voto.

Ambos derechos son pasados por alto cuando se está contento con la evolución de nuestras participaciones, pero se debería realizar un seguimiento en la gestión, y pedir responsabilidades al equipo gestor. Es ahí donde un accionista activo y responsable tendrá en cuenta sus derechos y velará por ver cumplidos sus objetivos.

Es importante leerse la documentación de las Juntas Generales y votar o delegar el voto con la convicción de que es la mejor opción actual y que se podrá mantener a largo plazo. Si se participa en la toma de decisiones, según los cauces establecidos, se podrá estar más o menos de acuerdo con la estrategía a seguir, pero ello hará sentirse mejor al accionista al participar activamente en sus empresas cotizadas.

Si bien las grandes empresas cotizadas no permiten a todos sus accionistas asistir a las Juntas, se establecen artículos dentro de los Estatutos Sociales para recoger el derecho a la agrupación para la asistencia, y poder mostrar la opinión que de la gestión se tiene.

Cada vez más, existen organizaciones encargadas de agrupar accionistas en grandes compañías, las cuales tienen las mismas preocupaciones, y poder así defender sus postulados. Las Juntas de Accionistas son órganos de gobierno empresarial democráticos, por tanto, los accionistas deben de hacer valer sus derechos.

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