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Quedan nueve sesiones, nueve días para que realicen sus inversiones o desinviersiones antes de final de año. En algunas ocasiones la táctica del inversor a largo plazo, es decir comprar y mantener, puede no ser la mejor en algunas circunstancias, y en bolsa es fundamental adaptarse al entorno, puesto que existen algunos fenómenos en determinados periodos del año como el en que nos encontramos actualmente que se conocen como el Rally Fin de Año o también llamado Efecto Diciembre.

Se acercan las navidades y el fin de año, una época en la que los inversores suelen reorganizar sus carteras. Ello provoca un fenómeno anómalo en las Bolsas, en el que los rendimientos obtenidos en estos periodos del año suelen ser, con carácter general, superiores al resto; una anomalía de carácter estacional, que ha sido observada por diversos estudios empíricos, en los cuales se manifiesta que en la mayoría de los periodos analizados en dicha época del año, la rentabilidad de la Bolsa ha sido positiva.

Estos días se está viviendo el clásico proceso de aportaciones antes de cierre de ejercicio a fondos de pensiones para aprovechar sus ventajas fiscales. Los fondos de pensiones con vocación de renta variable están invirtiendo un porcentaje creciente de las mismas en estos mercados.

Las estadísticas fundamentan esa situación. En los últimos diez años, sólo en el año 2000 y 2003 el balance mensual de diciembre fue negativo en el Ibex 35, al igual que en otros índices como el Eurostoxx donde un 72% de los meses de diciembre han sido alcistas, porcentaje que se eleva al 81% en el caso del Standard & Poors.

A pesar de que a finales de noviembre el viento parecía soplar a favor del selectivo, y las circunstancias eran las adecuadas para que el “rally” diese comienzo, parece que el buen año bursátil, así como la subida de tipos, -a pesar que Jean-Claude Trichet, haya matizado que cualquier subida de los tipos no será necesariamente el comienzo de un ciclo prolongado de alzas-, están frenando las ganancias de última hora.

Ahora bien, si los inversores quieren pasarse las Navidades tranquilos y esperar a los Reyes Magos, también pueden obtener ganancias, puesto que en la bolsa se produce otro fenómeno conocido como el Efecto Enero.

Las estadísticas demuestran que, en España y en los últimos cincuenta años, la bolsa ha subido en enero en el 90% de las ocasiones.

Su descubrimiento se realizó hace casi ya medio siglo, pero ha sido posteriormente, a la luz de la hipótesis de los Mercados Eficientes, ha sido objeto de estudio detenido. Numerosos estudios realizados concluyen que las rentabilidades correspondientes a enero son significativamente mayores que las de los restantes meses del año.

Las explicaciones propuestas hasta la fecha a este fenómeno han sido muy variadas: por motivos fiscales, fundamentalmente ventas para la realización de pérdidas con posterior compra, aumentos en los riesgos y el comportamiento de los gestores de carteras. Entre otros, a finales de año, se materializan pérdidas patrimoniales para provocar minusvalías y compensarlo con ganancias patrimoniales. Estos descensos en la Bolsa, que como se ha visto anteriormente, en los últimos ejercicios se está erradicando por el llamado “Rally de Fin de Año”, se contagian de unas Bolsas a otras, por la elevada correlación existente hoy en día entre las mismas, incluso en aquellas en las que el ejercicio fiscal no comienza en enero, como en Japón.

Otros de los motivos que podría explicar el denominado el efecto enero es la publicación de resultados por parte de las empresas ya que aquellas que tienen unos beneficios anuales por encima de sus previsiones obtienen rentabilidades de mercado superiores durante las primeras semanas del año.

Asimismo, este efecto puede estar causado por un efecto tamaño provocado por las empresas más pequeñas, ya que la evidencia empírica muestra como dichas empresas se comportan excepcionalmente mejor durante la primera semana de enero en comparación con el resto, si bien este comportamiento decrece conforme avanza el mes, de forma que el tamaño tiene una relación muy débil con las rentabilidades anormales a partir de la segunda quincena, posiblemente mitigado por los anuncios positivos de beneficios.

Estas anomalías que se producen en las Bolsas son evidencias empíricas, sin embargo, a los inversores no les garantizan, ni mucho menos, que si invierten tanto a final de año como en enero, vayan a obtener una rentabilidad asegurada.
En este sentido, los inversores, deben tener en cuenta muchos otros aspectos y variables a la hora de decidirse a realizar una inversión. Hay que tener en cuenta además que las inversiones se tienen que hacer con suma cautela y no dejarse llevar por las expectativas de ganancias sin tener en cuenta otros factores que son también de gran importancia, ni dejarse lleva

Estos son algunos de los aspectos que deben ser tenidos en cuenta: éxitos anteriores no garantizan, ni mucho menos éxitos futuros, la rentabilidad por dividendo que ofrece una compañía y su potencial de crecimiento, asimismo es importante tener en cuenta el binomio rentabilidad-riesgo, “no ponga todos los huevos en la misma cesta” es decir es importante diversificar la inversión en función de su perfil,

Y como último consejo, hay que destacar estos fenómenos no tienen porqué producirse todos los años, y de hecho en los últimos tiempos como hemos visto, los inversores han anticipado la toma de posiciones para intentar beneficiarse de las rentabilidades. Prueba de ello es el surgimiento de nuevos fenómenos como el rally de fin de año, provocando que con el tiempo, quizás los fenómenos anómalos producidos tradicionalmente en determinados periodos del año de las bolsas, se traslade a otras épocas del año.

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