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Al milímetro

En un entorno económico en el que la obtención de recursos financieros para la continuidad del negocio está siendo más compleja, es imprescindible analizar pormenorizadamente la utilización de los mismos. Para ello es importante establecer los mecanismos de control económico-financiero dentro de la empresa.

Si bien, el concepto control tiene connotaciones negativas para la mayoría de personas al asociarse a otros términos como vigilancia, manipulación, imposición, delimitación…, desde un punto de vista empresarial debería relacionarse con adaptación, estabilidad, seguridad y futuro. Según define James Stoner, “el control administrativo es el proceso que permite garantizar que las actividades reales se ajusten a las actividades proyectadas”.

En las empresas existe o así debería ser, un manual de procedimientos cuyo objetivo es normalizar la forma en la que se ejecutan las operaciones diarias de la empresa. Para comprobar que éste se cumple, se implanta el Sistema de Control de Gestión, que estará formado por controllers, que deberán tener la formación necesaria para desarrollar su función. Desde la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, conscientes de la necesidad de acercar este proceso a las pequeñas y medianas empresas, se ha organizado un curso que abordará estos temas a principios de febrero.

El proceso de control financiero está formado por 5 etapas consecutivas y retroalimentadas, cuyo objetivo es mantener a la organización en el camino establecido.

Resultados Futuros: El inicio de la actividad de control parte del balance y cuenta de resultados de la entidad. Un análisis financiero nos dirá en qué situación se encuentra la empresa y, por tanto, qué objetivos de inversión, rentabilidad, endeudamiento, etc. se desean alcanzar al final del ejercicio.

Objetivos Futuros: En esta fase se definen las necesidades operativas para conseguir alcanzar los resultados marcados anteriormente. En definitiva, se trata de realizar el plan de comercialización y producción de manera más detallada. Conocer los inputs requeridos para obtener los productos previstos.

Determinar Estándares Flexibles: Cada punto de control deberá disponer de un rango de resultados para detectar las desviaciones.

Flujo de Información: Un aspecto importante a considerar consiste en establecer la frecuencia del análisis de los indicadores económico-financieros. Esto dependerá de la flexibilidad en la toma de decisiones y tiempo de respuesta. Una vez detectadas las desviaciones serán comunicadas a los responsables del área afectada.

Acción correctiva: Analizado el motivo de la desviación se pondrán en marcha acciones correctivas para subsanarlas. Se debe tomar en cuenta que la medida aprobada generará unos nuevos resultados irreversibles, bien en la dirección correcta o generando nuevas desviaciones.

En definitiva, en una economía perfectamente competitiva, conocer cuándo, cómo y dónde se consumen los recursos para poder implantar mejoras en los sistemas operativos, puede permitir conseguir esa rentabilidad necesaria para la supervivencia de la empresa.

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