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BAJA MOROSIDAD VERSUS ENDEUDAMIENTO

El índice español de morosidad es del 2%

Según los últimos informes emitidos por diversas entidades bancarias, entre ellas BBVA, el crédito al consumo moroso en España se mantiene a un nivel del 2% desde finales de 2004. Comparado con otros índices, este 2% sitúa a España por debajo del resto de países desarrollados. Sin embargo, el nivel de endeudamiento de las familias es elevado.

Entre los factores decisivos que controlan el nivel de morosidad, encontramos; las nuevas técnicas de medición de riesgo, el pequeño importe de los créditos concedidos y el rico soporte inmobiliario que respalda a las familias.

Otro factor a destacar son las condiciones ofrecidas por las entidades bancarias, mucho mas asequibles, que hacen que la morosidad sea baja. Como por ejemplo, los cómodos plazos de pago, estableciéndose posibilidades de carencia de 1 o 2 meses según las entidades, medidas que facilitan al cliente las condiciones para el cumplimiento de sus obligaciones.

Consecuencia de todo esto es la aparición una deceleración en el ritmo de crecimiento del consumo debido a la moderación del crecimiento de la renta y de la riqueza de las familias, además del sensible aumento de la carga financiera, es decir, el endeudamiento de las mismas. Por otra parte, y al contrario de los que se suele pensar, esta carga de las familias viene dada por el excesivo nivel de endeudamiento y no por el crecimiento de los tipos de interés.

¿Cómo es posible que la morosidad descienda mientras que el nivel de endeudamiento aumenta? Los expertos hablan de tres fuentes importantes:

-La economía sumergida por el dinero negro que genera.
-La ayuda prestada por los familiares, descapitalizándose para financiar a sus hijos.
-Las nuevas fórmulas de aplazamiento junto a las modificaciones crediticias que ofrecen las entidades financieras.

Por otra parte, las diferencias del índice de morosidad existentes entre las provincias españolas son notoriamente acusadas. Según los datos de Asnef-Equifax, uno de los principales registros privados de morosos, las distintas economías provinciales influyen en el grado de morosidad de cada región. Cuanto más grande es la economía de una provincia, su porcentaje de morosos aumenta proporcionalmente. Teruel y Soria son las ciudades con la tasa de morosidad más baja, mientras que Madrid posee el mayor número de morosos de todo el país. A pesar de su reciente desarrollo, el caso de Valencia, es especial, el índice de morosos en la ciudad del Turia está por debajo de la media española.
Los estudios también señalan que la morosidad es más elevada en aquellas provincias donde la tasa de paro es más alta y los niveles de renta per cápita menores.

En su informe, Asnef-Equifax apunta otro aspecto a tener en cuenta, mientras la morosidad del crédito al consumo está en niveles bajos en términos generales, se registra una tendencia morosa en las tarjetas de crédito. Los hogares se centran en pagar primero la cuota de las hipotecas y después los préstamos con los que compran bienes de lujo. Sin embargo, la devolución de los gastos financiados con tarjetas de crédito no presiona del mismo modo a las familias, y es en numerosas ocasiones relegada a un segundo plano. Actualmente las consecuencias generadas por el impago de los préstamos elevados es lo que más preocupa a las economías domésticas, ya sean hipotecas o préstamos personales.

Otro identificador, no relacionado con la riqueza, viene dado por el número de sucursales bancarias existentes en cada región. Allí donde la red de sucursales es más extensa el nivel de morosidad es menor. En la medida que aumenta el número de oficinas bancarias, el trato es mucho más personalizado. Al conocerse mejor la situación personal de cada cliente, la probabilidad de solvencia del crédito concedido es mayor.

A pesar de que los créditos de menor importe son los que presentan una mayor tasa de morosidad, es llamativa la proliferación de entidades de crédito rápido dedicadas principalmente a este tipo de financiación, muchas de las cuales hacen de la televisión su arma propagandística. El éxito de estos préstamos radica en ofrecer un crédito prefijado en pocas horas, eso sí, a unos tipos bastante elevados. A pesar del aumento de este tipo de entidades, éstas no suponen ningún riesgo para las entidades clásicas. La morosidad existente en los créditos rápidos no computa en el cálculo del índice de morosidad general.

A primera vista, puede parecer que el endeudamiento y el posible impago que genera la morosidad sea una preocupación para las entidades de crédito. Sin embargo, esta preocupación no es tal. Mientras las cuotas impagadas sean simplemente un retraso, esta situación temporal supone más que un problema un beneficio para el prestamista que se materializará en el cobro de unos intereses de aproximadamente un 20%. Estas comisiones de demora son para la mayoría de entidades financieras cerca del 30% de sus ingresos totales.

Como conclusión podemos afirmar que la tasa de morosidad no se encuentra directamente relacionada con el nivel de endeudamiento, que las familias españolas, se encuentran la mayoría en niveles realmente importantes, llegando a ser preocupante para los expertos. En este momento, la financiación recibida por los españoles esta por encima de sus posibilidades y por ello es llamativo el bajo índice de morosidad española.

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