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Cautela y Prevención

«El Banco de España considera créditos dudosos a aquellos que presenten dudas razonables sobre su reembolso total (principal e intereses) en los términos pactados contractualmente. Dentro de estos se incluyen los créditos morosos, que son aquellos que tienen algún importe vencido, bien del principal, bien de los intereses o gastos pactados contractualmente, con más de tres meses de antigüedad.»

En la coyuntura económica actual la morosidad está a la orden del día y, con unas tasas inflacionistas de más del 3,5 % y un euribor de más del 4,5%, y los datos estadísticos apuntan a que lo siga siendo.

El conocido problema de liquidez de las entidades financieras españolas y la cautela de estas a la hora de otorgar créditos, ha despertado la preocupación por el aumento de la morosidad, y que hasta hace poco no estaba demasiado presente. Las estadísticas de los últimos meses revelan un fuerte aumento de los impagos, tanto particulares, como empresariales y de los retrasos en el pago de las facturas vencidas. Esta problemática se está agudizando de forma preocupante en algunos sectores como la construcción, informática, textil o transporte, sectores que ya sufren las consecuencias de los morosos.

La escasez de liquidez y la necesidad de fondos ya no sólo se centra en las entidades financieras, notablemente afectadas, si no que se ha extendido también al mundo empresarial. Más del 90% de las empresas españolas se encontrarán durante este 2008 con problemas de liquidez como consecuencia de la morosidad en los pagos y más alarmante aún, la viabilidad de un 20% de las compañías, con menor pulmón financiero, podrá peligrar debido a los problemas financieros acarreados por estos retrasos.

Se prevé que este año las empresas españolas tarden una media de 94 días, un 15% más, en hacer frente al pago de sus facturas, según un estudio de Intrum Justitia, multinacional europea especializada en servicios de gestión de crédito.

Así, se estima que la crisis que viven los mercados actualmente tendrá una repercusión negativa en el índice de morosidad general, empresas y consumidores, españoles y europeos.

La recesión en Estados Unidos provocada por las hipotecas «subprime», la caída de los precios de la vivienda y el aumento del precio del petróleo son la causa directa del más que probable incremento de la tasa de morosidad.

¿Qué se puede hacer?

Los empresarios disponen de varios medios para protegerse de la insolvencia de sus clientes, entre ellos, la prevención, considerada la mejor arma para evitarse posibles problemas.

Existen registros de bases de datos que nos ofrecen información a cerca de los posibles morosos; la RAI (Registro aceptaciones impagas) o ASNEF (asociación nacional de entidades de financiación). Cuando nos encontremos frente a un cliente de dudosa solvencia, debe ser la primera de nuestras pautas de actuación.

Las entidades financieras, por su parte, ofrecen productos que te permiten deshacerte de las deudas, como el Factoring, consistente en ceder a una entidad financiera todos los derechos derivados de la venta y su correspondiente cobro a cambio de un interés por la gestión del mismo.

Otra medida de prevención, segura y comúnmente utilizada por las compañías, es la contratación de un seguro de crédito que ofrece la seguridad del cobro de las deudas. Existen aseguradoras de crédito reconocidas y especializadas en este tipo de gestiones.

Algunos empresarios recurren a otros métodos alternativos, existen empresas que se especializan en el cobro de morosos, aunque esta práctica no es muy común, ya que este tipo de empresas vulneran los derechos de imagen e intimidad de los ciudadanos y ya existen jurisprudencias al respecto que las consideran faltas.

Si después de las medidas preventivas, nos encontramos con un impago, la ley también nos ampara aquí. Existe en vigor una legislación europea de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, que obliga a los deudores a pagar cuantiosos intereses de demora y elevados gastos de recobro. A pesar de este intento de mejora, en España sólo reclaman sus derechos un ínfimo porcentaje de las empresas. Todavía existe entre las pymes un profundo desconocimiento del contenido de la nueva legislación. Además, las empresas son reticentes a aplicar la ley por miedo a perder sus clientes. Y, también, porque la aplicación práctica de la ley implica entrar en procedimientos judiciales que suelen ser lentos y costosos.

Los datos hablan por si solos, los informes de diciembre de 2007 cerraron con una subida de la morosidad empresarial del 14%, y las previsiones de impagos para este 2008 superan incrementos del 20%. Frente a esta alerta de aumento en los impagos debemos tomar medidas, cautela y prevención, son conceptos que debemos tener siempre presentes para no caer en esta ola de morosidad que presenta datos cada vez más significativos y que es perjudicial para todos.

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