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¿Cómo financiarse con Capital Riesgo?

Las Pymes representan el mayor peso del tejido empresarial valenciano, formado por más de 288.000 empresas que constituyen la principal fuente de riqueza de la Comunidad Valenciana. Este tipo de empresas encuentran limitado su crecimiento debido a que las principales vías de financiación con las que cuentan son el endeudamiento bancario o la autofinanciación, es decir, reinvertir en la empresa los beneficios no distribuidos. Esta situación se debe en gran parte al desconocimiento o falta de confianza en otras alternativas financieras por parte de las empresas.

El capital riesgo es una de las posibilidades con las que cuentan las pymes para financiarse. Éste sector se encuentra en una etapa de madurez y, por lo tanto, las Sociedades y los Fondos de Capital Riesgo en España están actuando con una mayor experiencia, reflejándose en los estrictos criterios que aplican a la hora de decidir invertir en el proyecto de una empresa.

La fase previa a la inversión es muy importante y puede alargarse en el tiempo debido al elevado número de matices que se deben concretar antes de la firma del acuerdo. Habitualmente esta fase comienza con un contacto inicial entre la sociedad de capital riesgo y la empresa necesitada de financiación, a través del cual las partes se conocen y extraen las primeras conclusiones. A partir de este momento comienzan las negociaciones previas, una vez se ha entregado el Plan de negocio y toda la información necesaria a la empresa de capital riesgo con el fin de que realice una valoración inicial del proyecto.

Una vez conocidas las perspectivas futuras del proyecto se pasa a una de las etapas de análisis más importante en las que se realiza el Due Diligence o análisis formal. En esta etapa la empresa de capital riesgo debe tener unas primeras impresiones acerca de la situación actual por la que atraviesa la empresa, así como la valoración del proyecto, lo que le permitirá determinar la viabilidad o no de la inversión. Este análisis será muy exhaustivo, realizando una profunda revisión del equipo directivo, un estudio del proceso productivo además de una valoración de los activos y de su estructura financiera.

En el caso que el proyecto sea viable, comienzan las negociaciones pertinentes entre ambas partes hasta que finalmente la empresa de capital riesgo presenta una oferta formal en la que se detallan los términos de la operación. En el caso en el que exista acuerdo entre las partes se redacta un documento en el que quedan claramente plasmados todos los aspectos legales referidos a la operación y finalmente, se firma el contrato de manera que la empresa de capital riesgo hace efectivo el desembolso por el importe acordado. A partir de ese momento, deja de ser un adversario en la negociación y pasa a convertirse en Socio de la empresa.

El desembolso de la inversión no significa, ni mucho menos, el final de la responsabilidad de la empresa de capital riesgo sino, que deberá realizar un seguimiento de la inversión, ya que, a partir de la firma del contrato, su situación y su porvenir se comparten con los del nuevo socio. Además de ello, la rentabilidad de la operación dependerá directamente de la buena evolución del negocio. Por lo tanto, en su nueva condición de socio, la empresa de capital riesgo debe esforzarse al máximo para estar siempre bien informada, ayudar en la gestión de la empresa cuando ésta lo requiera, ya sea en el ámbito gerencial o en cualquier departamento relacionado con la toma de decisiones.

El último eslabón en una operación de capital riesgo es la desinversión, que al fin y al cabo es la obtención del resultado del proyecto inicial. En función de cómo haya evolucionado el negocio, la empresa de capital riesgo tendrá distintas opciones para recuperar su inversión inicial diseñando los mecanismos para conseguir la salida más oportuna o rentable de la inversión. Algunos de los mecanismos de desinversión son las salidas a bolsa y la venta de la empresa a compradores financieros o estratégicos. En el caso de participaciones minoritarias, también se mostrará como una opción válida la recompra de la participación por la propia empresa en condiciones muchas veces, preestablecidas.

A pesar de que España no destaca por ocupar uno de los primeros lugares en cuanto a inversores de capital riesgo, además de contar con una complicada coyuntura económica de los últimos años, es uno de los países que más ha crecido a nivel mundial en este sector. Los primeros datos sobre la actividad de capital riesgo en nuestro país a lo largo del primer semestre del año ofrecen una idea de las buenas perspectivas del sector, debido a que la inversión realizada en este periodo ha ascendido a 418 millones de euros, cifra que superó en un 26% el importe alcanzado en el mismo periodo del año 2002.

Estos buenos resultados se deben a las características que posee este tipo de inversión en España como es el caso de los recursos disponibles en los que poder invertir, las oportunidades de negocio existentes, las ventajas fiscales de las que goza este tipo de inversión, recientemente ampliadas por el Gobierno, así como, la gran oferta de fondos gestionados por profesionales.

Las desinversiones en nuestro país en el primer semestre del año alcanzaron un importe de 164 millones de euros, siendo el principal mecanismo utilizado la devolución de préstamos debido al importante volumen de inversiones con apalancamiento y, en segundo lugar, a la recompra de las participaciones por parte de los accionistas originarios.

En definitiva, España cuenta con las características apropiadas para consolidarse en este sector, sólo es necesario una coyuntura económica adecuada para generar una mayor confianza, así como una mayor información de la actividad del sector hacia los empresarios para que conozcan las características del capital riesgo y puedan valorarla como una alternativa financiera.

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