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Con el accionista en el punto de mira

Si, históricamente, los tres ejes del triángulo de poder en la empresa cotizada eran mudos separados (accionistas, directivos y consejeros); hoy en día, en buena parte gracias a la creciente formación financiera de los accionistas y sobre todo, a la democratización empresarial que han permitido las nuevas tecnologías, estos tres ejes ya forman un equilátero.

De hecho, aunque los presupuestos de los Servicios de Atención a los accionistas están viéndose reducidos, el número de personas asignadas en estos departamentos se ha visto incrementado. Además de ello, la globalización ha favorecido que numerosas empresas lleven a cabo una campaña internacional de atención a los inversores. Sin embargo, aunque se han realizado cambios regulatorios, éstos todavía no se han visto claramente reflejados en la conducta de las empresas cotizadas. De hecho, la percepción social todavía es más de cumplimiento formal que de mejora de la transparencia (como si se supiera la música pero no la letra). A pesar de todo, el conocimiento interno del gobierno corporativo en los departamentos de atención es mayor que nunca, de ahí que se hayan reducido las necesidades de asesoramiento externo por parte de despachos especializados, más que para temas puntuales. El uso de nuevas tecnologías en la atención a los accionistas continúa aumentando, por razones estratégicas y presupuestarias.

Así pues, las empresas cotizadas conceden una importancia creciente a la transparencia para con los accionistas, así como a su influencia sobre los resultados empresariales. Según datos del año 2003 de la revista europea IR Management, entre los principales factores no financieros tenidos en cuenta a la hora de comprar o de recomendar la compra de un valor, además de la capacidad del equipo directivo, destacan las políticas de apertura o transparencia (44% de los casos) y las de gobierno corporativo (31%).

En un sondeo realizado en el año 2003 por la empresa Wilink a las 500 empresas europeas con mayor capitalización se ha mostrado como el 50% de ellas conocía a sus 50 mayores accionistas, y el 22% asegura haberse reunido con casi todos en el plazo de los últimos seis meses. Además de ello, la importancia jerárquica del director de relaciones con inversores está aumentando, aproximándose al modelo norteamericano, en el que tiene el cargo de vicepresidente.

En cuanto a las fórmulas de comunicación, cambian en función de la naturaleza del accionista. Si se trata de un inversor institucional, la vía elegida suele ser la reunión individual, sin embargo, con los inversores particulares se suele utilizar la web y el email (handicap para los pequeños accionistas que no usan las nuevas tecnologías).

Para la empresa….

La comunicación financiera: Las oficinas de atención al inversor intervienen en la elaboración de toda la información financiera que las empresas están obligadas a comunicar al mercado, como los resultados trimestrales y las previsiones.

Los roadshows: Se realizan, sobre todo, con motivo de la salida a bolsa y posteriores ampliaciones de capital. Es una de las cartas de presentación fundamentales para atraer al inversor.

Reuniones con inversores: Constituyen una de las funciones elementales de estos departamentos, y son la clave para mantener un flujo continuo de información con el mercado.

Oficinas de información y asesoramiento: En ellas se resuelven las dudas cotidianas que surgen al inversor cuando toma posiciones en una cartera.

Para los accionistas…

La comunicación financiera: Les permite valorar la salud de la empresa en la que invierte, y tomar decisiones de inversión de acuerdo con los resultados y las expectativas futuras.

Los roadwhows: Son importantes para conocer a fondo las actividades empresariales. Suelen ser decisivos, sobre todo para los inversores institucionales, a la hora de decidir el atractivo de una empresa cotizada.

Reuniones con inversores: Aunque suelen celebrarse solo con inversores institucionales, los particulares también se benefician, ya que la información llega con rapidez a los mercados.

Oficinas de información y asesoramiento: Estas son especialmente útiles para el inversor particular, que tiene la oportunidad de consultar sus inquietudes y resolver dudas relativas a la política retributiva, fechas clave para la empresa…

Sin embargo, estas oficinas de información o la página web son meros puntos de partida en la información a los inversores, ya que todo apunta a que se debe articular una estrategia clara de transparencia informativa, sobre todo habida cuenta del creciente activismo accionarial.

Si, históricamente, los accionistas se mostraban inactivos en las empresas en las que invertían por no saber o no poder (por desconocimiento, desconfianza o impotencia) las nuevas tecnologías pueden y deben ser una ayuda. Sin embargo, si no participaban por voluntad propia o desafecto (porque no querían) las nuevas tecnologías no van a suponer un cambio de opinión.

En la sociedad de la información, tan importante como el emisor (empresa cotizada) y el receptor (accionista) es el canal (nuevas tecnologías). Por ello, estas últimas son el cauce idóneo para que las empresas comuniquen más y mejor. Con paso firme, aunque sin panaceas ni espejismos.

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