La financiación es clave en cualquier empresa o proyecto de inversión, siendo necesario diversificar las fuentes y no depender excesivamente de la banca tradicional, ya que en ocasiones la escasez de crédito puede poner en peligro la viabilidad del proyecto.
Entre las fuentes de financiación alternativas que podemos encontrar, quizás la más novedosa y probablemente desconocida es el Crowdfunding o Plataformas de Financiación Participativas.
Esta alternativa de financiación ya es utilizada en países como Francia, Alemania o Reino Unido, pero es en EEUU donde tiene su origen. El pasado 28 de febrero el Gobierno, en Consejo de Ministros, aprobó el anteproyecto de Ley que regula en España esta forma de financiación. Consiste en un sistema de financiación colectiva a través del cual los proyectos empresariales pueden hacerse realidad gracias a las aportaciones que realizan inversores particulares.
Dentro de esta modalidad, existen 4 tipos o vías de financiación colectiva:
• Crowdfunding de recompensa: ofrece una contraprestación por las aportaciones recibidas. Las recompensas se realizan en forma de producto o servicio.
• Crowdfunding de préstamo: ofrece un tipo de interés sobre el dinero recibido. En algunas plataformas, el prestamista es el que fija el tipo de interés al que presta el dinero.
• Crowdfunding de inversión: también conocido como Equity Crowdfunding. Ofrece una acción de la empresa, una participación o compromiso sobre beneficios, a cambio de las cantidades recibidas; mediante esta fórmula, los inversores forman parte de la sociedad financiada.
• Crowdfunding de donación:, los inversores donan su dinero a fondo perdido, sin ningún tipo de contraprestación. Los proyectos financiados a través de esta modalidad, suelen tener un carácter social o humanitario.
Aunque es importante la regulación de estas plataformas de financiación participativas, ofreciendo más seguridad a los inversores, lo cierto es que no parecen demasiado apropiados los límites que se han establecido por parte de la Administración. Por un lado, se limita a los inversores, que no pueden invertir importes superiores a 3.000 € en un proyecto y 6.000€ por plataforma de crowdfunding, con el fin de proteger sus intereses y, por otro, se limita a la propia plataforma, que no puede captar más de un millón de euros. Estas restricciones sólo afectan a las modalidades de préstamo e inversión de las citadas anteriormente.
A pesar que pueda parecer una fuente de ingresos poco frecuente e insignificante, en el año 2013, logró financiar más de 5.000 millones de dólares en todo el mundo en proyectos de inversión y sus tasas de crecimiento se encuentran cercanas al 100%. Para muchos emprendedores esta nueva alternativa es importante, ya que ofrece una fuente más para captar capital y poner en marcha nuevos negocios que generen riqueza en una economía global.