A finales de mayo fue aprobada la nueva Ley de Emprendedores, y entre algunas de sus novedades, se encuentra el reglamento del nuevo MARF. Aunque aún quedan algunos flecos pendientes, este Mercado Alternativo de Renta Fija, que pretende ser una alternativa de financiación para las Pymes, tiene previsto entrar en funcionamiento en otoño. La financiación bancaria tradicional sigue estrangulando el Sistema Financiero y la liquidez sigue sin fluir hacia las pequeñas y Medianas Empresas.
EL MARF está dirigido a empresas solventes y sanas que necesiten acceder al crédito para financiarse a corto y medio plazo y, de esta manera, mantener su parte más operativa. Básicamente, el perfil que deberían tener las empresas que decidan acceder a este mercado es: una facturación superior a 50 millones, un ebitda de al menos 12 millones de euros y que la deuda no supere a éste en más de cuatro veces. Además deberá contar con un rating mayor o igual a B otorgado por una Agencia de Calificación Crediticia.
El MARF vendría a ser al AIAF (Mercado de Renta Fija Privada) lo que el MAB (Mercado Alternativo Bursátil) es para el Mercado Continuo. La idea es facilitar el acceso de las empresas a los inversores en renta fija, superando las dificultades que encuentran para acceder al mercado AIAF aquellas empresas que no tienen suficiente dimensión.
Las emisiones se articularán tanto a través de pagarés como de bonos, aunque su principal objetivo es cubrir las necesidades de corto plazo. El funcionamiento sería similar al del MAB, es decir, existiría la figura del asesor registrado, un valorador de la emisión y un proveedor de liquidez. Será necesario también un colocador que busque inversores en el momento que se vaya a realizar la emisión.
En principio este mercado está pensado para inversores institucionales nacionales y extranjeros, aunque no se descarta que, en el futuro, tengan acceso a él los pequeños inversores. La inversión mínima será de 100.000 euros y, según un estudio realizado, se puede obtener una rentabilidad media estimada del 7%, en función del vencimiento y el rating que tenga la compañía.
En estos momentos hay cien empresas españolas que cumplirían los requisitos para acceder a este mercado y el número podría subir hasta 800. Este tipo de mercado ya funciona en otros países europeos, como el Oslo AMB de Noruega, que desde 2005 ha movido más de 4.200 millones de euros, o sus homólogos en Francia y Alemania.
El MARF se plantea como un mercado de deuda corporativa ágil, profundo y líquido; que servirá, además, para fomentar y hacer más eficientes a las entidades financieras, al facilitar a las empresas más posibilidades de financiación y generando más competitividad.
En definitiva, se trata de crear nuevos mecanismos de financiación para las pequeñas y medianas empresas, que son las que más están sufriendo la restricción del crédito, y que, en definitiva, son las que mayor peso representan en términos del PIB y de empleo en nuestra economía.