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Emprendedores y Capital

Los emprendedores crean empleo y estimulan el crecimiento, pero no pueden prosperar en el vacío, sino que necesitan un marco favorable en el que operar. Una suerte de ecosistema donde el capital, las universidades, las grandes y pequeñas empresas, los llamados “nuevos mercados” de valores, las políticas de competencia, las leyes y la infraestructura fomenten las ideas emprendedoras y las impulsen hasta su materialización. El capital es la sangre de la innovación empresarial y suele tomar la forma de capital riesgo.

La correlación entre iniciativa empresarial, creación de empleo y crecimiento económico comentada por Schumpeter a principios del s XX ha quedado históricamente demostrada de manera clara. Los gobiernos de todo el mundo han asimilado este mensaje, y muchos de ellos están dando los pasos necesarios para estimular la creación de nuevas empresas. Según un ranking elaborado por The Economist Intelligence Unit, los países del Norte de Europa serán los que proporcionen el marco más favorable para los emprendedores. Así, Holanda, Dinamarca y el Reino Unido ocuparán las tres primeras posiciones, compitiendo frontalmente con el líder histórico, Estados Unidos. Además, factores tales como la política gubernamental, la disponibilidad de financiación y la mayor experiencia empresarial, que incluyen en todos los países, están contribuyendo a que las perspectivas para los emprendedores sean más brillantes que nunca.

Hasta hace poco, Estados Unidos era el asentamiento indiscutible para los emprendedores. Pocos gobiernos europeos y asiáticos eran sensibles a las necesidades de los emprendedores, la financiación local no asumía el riesgo de nuevas ideas empresariales y la legislación fiscal y laboral frecuentemente ponía trabas a las nuevas empresas, en lugar de estimularlas. Enfrentados a estos desequilibrios, los emprendedores frustrados trasladaban sus bártulos a aquellos países con horizontes más esperanzadores. Como consecuencia, Estados Unidos controla el 70% del capital riesgo mundial.

Los logros tecnológicos de los próximos veinte años rivalizarán con los de los últimos veinte. Aunque no se están viviendo los mejores momentos para financiar tecnologías innovadoras, el papel de la innovación y de los empresarios respaldados por el capital riesgo sigue siendo tan importante como siempre. En las tecnologías de la información, la actividad empresarial se centrará en la tendencia hacia la personalización masiva, que puede abarcar desde los chips reprogramables, hasta la personalización del ocio y de la experiencia educativa. En las telecomunicaciones, las compañías de servicios, de pequeño tamaño, pero innovadoras, trabajarán junto a los grandes operadores de redes. Y, en biotecnología, las compañías del sector confirmarán su papel dominante en el suministro de la próxima generación de fármacos para las grandes empresas farmacéuticas.

La industria del capital riesgo experimentará un rápido crecimiento durante los próximos diez años, siempre que los fondos de pensionistas de Estados Unidos y Europa dupliquen su asignación a esta clase de activos. El crecimiento estará impulsado por una disminución del diferencial de riesgo percibido entre las carteras de títulos cotizados y no cotizados, mayor facilidad de acceso de los inversores a los fondos de capital riesgo, mejores oportunidades de desinversión a través de los mercados financieros y retornos superiores. Dentro del sector, el tamaño de los fondos será cada vez más importante para poder identificar tendencias y generar valor para las empresas y los inversores.

Los nuevos mercados de valores, que requieren un historial de información más corto, resultan esenciales para facilitar la expansión de nuevos negocios. Existe una clara presión para consolidar las Bolsas nacionales europeas, regionales e incluso globales, pero la política y los intereses locales están retrasando el avance hacia un mercado financiero paneuropeo. Los costes de la continua fragmentación europea se reflejan en un menor nivel de inversión en Startups que en Estados Unidos, que ya está amenazando el liderazgo europeo en telefonía móvil.

Una evaluación de la innovación realizada por la Comisión Europea en 2001 mostraba como Reino Unido, Irlanda y Francia forman ahora más licenciados per capita en ingeniería que Estados Unidos y Japón. Y que Finlandia, Holanda y Suecia son líderes mundiales en inversión en i + d como % del PIB. Holanda, Suecia y Dinamarca también aventajan a Estados Unidos en su % de población con acceso a internet. Y que los emprendedores con mas talento se concentran en escandinavia y el norte de europa, mientras que algunos países de la cuenca mediterránea todavía atribuyen más prestigio social a los gestores de las grandes empresas, y por consiguiente, sus sistemas financieros, fiscales y legales tienden a favorecerles frente alos que comienzan por sí mismos.

A pesar de su extraordinario éxito durante los últimos 30 años, el capital riesgo sigue siendo un sector incipiente. Si se ha multiplicado por diez en la última década, probablemente vuelva a hacer lo mismo en los próximos diez años. De hecho, los ultimos datos recopilados por la EVCA revelan un fuerte aumento de las gestoras de capital riesgo con actividad en Europa, que han pasado de 831 a 1.320. Esta expansión contribuirá a impulsar un mayor dinamismo en el conjunto de la economía. Prácticamente no existen límites a lo que pueden lograr las empresas de nuevos sectores con perspectivas de alto crecimiento si cuentan con los fondos necesarios.

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