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En busca de la mejora contínua

Desde que nacemos estamos inmersos en un proceso de formación continua que mantendremos el resto de nuestra vida, ya sea en el terreno personal o en el profesional. La capacidad de absorción de información del ser humano es infinita, por tanto, dado que vivimos en la llamada sociedad de la información, debemos ser capaces de analizar toda la información que nos llega y canalizarla, para tener la capacidad, tan escasa en estos tiempos, de saber y poder Comunicar.

El talento del capital humano es el principal factor competitivo de cualquier empresa en la sociedad del conocimiento. En la actualidad, se compite en un mercado donde prácticamente han desaparecido los factores geográficos o de localización como factores diferenciadores de éxito. La simple supervivencia depende, fundamentalmente, de la cualificación de los profesionales que integran cada unidad o empresa. La formación académica, completada con una Especialización se ha convertido en un elemento fundamental e imprescindible en el entorno de la economía global en el que nos encontramos y donde se compite a escala internacional. Sin embargo, la formación del alumnado no siempre responde a las necesidades de las empresas.

Recientes estudios resaltan, que con carácter general, las escuelas de negocios suelen ofrecer una formación excesivamente generalista, ya que tienen ciertas dificultades para ofrecer una enseñanza especializada en determinadas áreas.

A raíz de dicho estudio, se han establecido unas pautas para que las Escuelas de Negocios ofrezcan un mejor servicio no sólo para enriquecer la formación de los estudiantes, sino también para satisfacer las necesidades empresariales:

– En primer lugar, las Escuelas de negocios deberían dedicar un porcentaje mayor de la carga lectiva de determinadas actividades formativas de posgrado a la mejora de técnicas de comunicación escrita y oral, habilidades directivas, liderazgo, recursos humanos, etc, habilidades que provean al alumnado de aptitudes para dirigir y organizar a equipos de trabajo de manera diferente.

Actualmente, y a título de ejemplo, en las diez mejores escuelas de negocios de Estados Unidos, únicamente la mitad de éstas, tienen incluido en su temario módulos sobre relaciones organizativas o humanas en la dirección.

– En segundo lugar, las escuelas de negocios deberían introducir y acentuar la formación orientada a dotar a los alumnos de las habilidades básicas necesarias para tener capacidad resolutiva dotando a los alumnos de técnicas y habilidades para la resolución de conflictos.

A menudo, los alumnos de los cursos de posgrado, cuando se enfrentar a un problema una vez incorporados al mundo laboral tienen dificultades para encontrar la raíz del mismo, ya que se limitan a aplicar los conocimientos teóricos adquiridos, es decir como si se tratarse de un “caso de laboratorio”, olvidando que la práctica no siempre responde a un cliché, por lo que se debe potenciar la capacidad resolutiva del alumnado.

– En tercer lugar, es importante ofrecer una formación teórica adecuada en función de cada especialización o área de estudio, ya que ayudaría al análisis de problemas y hallar soluciones de una manera sencilla, en cada campo.

– En cuarto lugar, las escuelas de negocio deben orientar sus planes de estudios a las necesidades de las empresas, es decir, con una orientación eminentemente práctica, de forma que los alumnos puedan y sean capaces de aplicar los conocimientos adquiridos a la práctica profesional.

– En quinto lugar, las escuelas de negocios deben potenciar las actividades formativas complementarias además de los programas troncales (de larga duración), como seminarios profesionales u otras actividades de interés para el desarrollo del alumno y del profesional. Por ello, son importantes los foros o reuniones entre ambos sectores para conocer sus expectativas.

– Por último, las escuelas deben hacer un esfuerzo por diferenciarse en sus ofertas formativas. Evidentemente, no ofrecer programas generalistas, puede ser una apuesta muy arriesgada para la escuela, pero en contrapartida pueden ofrecer una especialización, que hoy en día es muy demandada por las empresas.

Éstas parecen ser las claves para que los cursos de posgrado se adapten a los cambios, ello se debe a que un programa de formación de posgrado requiere necesariamente de una continua actualización de los contenidos, temarios y porqué no reciclaje del profesorado, todo ello en aras de satisfacer en la mayor medida posible a nuestro bien más preciado, los alumnos.

Por ello, en la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, hace especial hincapié en adecuarse a las nuevas necesidades del mercado, adaptando los temarios de actividades de larga duración, como el Master Bursátil y Financiero, el Programa de Dirección Financiera, el Master de Asesoría Jurídica de Empresas, o el Programa de Asesoramiento Financiero Profesional. Pero, además existen otras actividades formativas como puedan ser Seminarios, Jornadas o Cursos, encaminados a la mejora de la cultura financiera y bursátil del tejido empresarial valenciano, con programas renovados totalmente año a año, huyendo de ofertas repetitivas y directamente enfocadas a la satisfacción de nuestros clientes: empresarios, directivos y posgraduados.

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