Como si de una gran empresa se tratara un país tiene que diseñar un plan estratégico donde establecer qué país quiere ser, en cuánto tiempo conseguirlo y cómo hacerlo. Sin un objetivo claro no se pueden diseñar hojas de ruta encaminadas a conseguirlo, es muy importante no dar tumbos en cuanto a las decisiones tomadas, ofrecer a los interlocutores la transparencia necesaria para ganar en seguridad, y así conseguir que fluya la inversión tanto interna como externa.
Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la percepción de la situación económica actual es mala en un 47% y muy mala en un 37,9%. No es para menos, teniendo en cuenta que hay que remontarse al periodo 1994-1995 para encontrar una tasa de paro similar al 20% actual.
Es verdad que deberían hacerse varias reformas en el ámbito económico, social y político, pero sin duda la más importante es la encaminada a conseguir reducir el paro y dinamizar la demanda interna.
Desde Europa, con Merkel a la cabeza, se pide una mejora de la productividad española, circunstancia que es necesaria. En los últimos días se han publicado artículos sobre el tema del aumento de la productividad, que puede venir vía una mayor inversión en la formación de los trabajadores para que puedan desarrollar sus funciones mejorando su eficiencia o, por un incremento de los beneficios de la empresa, pero existen otras.
Una de estas opciones sería la flexibilización de la jornada laboral presencial donde primaria, cumplir con las exigencias del cliente en cuanto a calidad, plazos y formas, sin ser necesario estar presente en la oficina durante más horas permitiendo la conciliación familiar y por ende, mayor motivación de los trabajadores.
Dado que el tejido empresarial español está formado en su mayoría por PYMES se podría estudiar la posibilidad de negociar en el seno de cada empresa adaptándolas a sus circunstancias. Para ello es necesario que los interlocutores dispongan de información transparente, veraz y segura de la situación financiera actual y del plan de negocio futuro. Vincular los salarios a la consecución de los objetivos en todos los niveles debería ser la principal forma de actualizar los salarios.
No tiene ningún sentido que, los responsables de la toma de decisiones no tengan la opción de pactar condiciones diferentes a las aprobadas en convenios colectivos, que les pueden quedar muy lejos de su situación particular. Si una empresa para garantizar su competitividad pacta con los trabajadores una disminución de los salarios por debajo del convenio colectivo aplicado, reorganizar las funciones o redistribuir los turnos de trabajo, etc. por qué no hacerlo. El coste de oportunidad es muy alto, el hecho de cerrar empresas conlleva una menor recaudación de impuestos y un mayor número de personas dependientes de las políticas sociales (prestación por desempleo, subsidio por desempleo, etc.) que afectarían de forma directa a los presupuestos públicos.