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Fondos cotizados

Los ETFs o fondos cotizados siguen en crecimiento. No obstante, todavía son una asignatura pendiente para muchos inversores particulares, que bien por desconocimiento o dificultad, no los tienen en cuenta en sus carteras. Los datos al cierre de enero 2014 en España elevan a 1.073 millones de euros el volumen de efectivo negociado en los ETFs (lo que representa un incremento del 305%). Los más activos son los fondos cotizados referenciados al IBEX 35, les siguen con muy buen comportamiento, aquellos que amplifican o modifican el movimiento del mercado, los ETFs inversos y apalancados, y los de renta variable europea.
Los resultados de una encuesta realizada por EY en 2013 entre inversores institucionales y minoristas reflejan que el 78% cree que clave en el crecimiento de los ETF de cara al futuro estaré en el cliente el particular. Según dicho estudio, el mayor uso de los ETFs por parte de usuarios no profesionales será un proceso evolutivo. La difusión será clave en este desarrollo. Pero qué son los ETFs y qué ventajas y oportunidades ofrecen.

Los ETFs son instituciones de inversión colectiva cuya política de inversión consiste en replicar un índice, según explican desde la CNMV. Las participaciones de estos fondos se negocian en las bolsas de valores igual que si se tratara de acciones. La denominación ETF corresponde al término inglés exchange traded funds. Pueden invertir en estos fondos cotizados todo tipo de inversores, tanto institucionales como minoristas. Sus rendimientos, positivos o negativos, irán vinculados a la evolución del índice que replican.

Los primeros ETF comercializados en nuestro país han sido los que replican el IBEX 35, el principal índice de referencia de la bolsa española, pero también se pueden encontrar fondos cotizados que utilicen como referencia otros índices nacionales o internacionales, o incluso índices de renta fija. De hecho, el valor más líquido de la Bolsa Española ha sido según datos de enero de 2014, un ETF, el LYXOR ETF EURO CASH.

Los fondos cotizados funcionan en parte como fondos de inversión y en parte como acciones cotizadas. Se definen por las siguientes características: liquidez, transparencia e inmediatez. Pero también por sus gastos de intermediación y comisiones de administración y depósito, que son en general más reducidos que las de los fondos de inversión tradicionales con similares políticas de inversión. Respecto al régimen fiscal, es el mismo que el de las acciones, por lo que las ganancias patrimoniales no están sujetas a retención. Los ETF además ofrecen la posibilidad de participar en la evolución de los principales mercados, sin necesidad de invertir en todos y cada uno de los valores que integran los índices de referencia. También son de fácil acceso y cuentan con la posibilidad de recibir dividendos. Cotizan en el segmento electrónico del SIBE-SMART y tiene el mismo horario de negociación que las acciones. En definitiva, un activo a tener en cuenta a la hora de constituir una cartera.

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