La forma de transmitir información está cambiando en el mundo de las empresas cotizadas. En la actualidad, sólo dos informes son de obligada presentación: informe financiero (contiene las cuentas anuales e informe de gestión) e, informe de gobierno corporativo (incluye información sobre la forma de organización y reglamentación de la administración de la compañía). Asimismo, la mayoría de empresas presenta de forma voluntaria y complementaria a los anteriores la Memoria de Actividades e Informe de RSC.
Se puede hacer uno la idea de que para estar bien informado sobre la situación de una empresa la tarea es compleja, pues habría que analizar cada uno de los anteriores documentos. Además, como punto negativo, se debe destacar que, en ocasiones, los responsables de su elaboración y/o supervisión no son los mismos órganos de gestión. Este hecho derivaba en duplicidad de información y falta de coordinación en los datos para que sea fácil y entendible la documentación.
Según el informe de PWC “Momento para la diferenciación: las empresas del Ibex 35 avanzan hacia el reporting integrado”, el 61% de las cotizadas que formaban parte del selectivo en 2011 presentaba sus informes de manera independiente. Esta situación está cambiando, pues la mayoría de los consejos de administración entienden que la elaboración de una información integrada mejorará los canales de transmisión, la calidad y la frecuencia de la misma.
Los departamentos financieros realizan road-shows para explicar los planes estratégicos de la empresa a inversores y analistas con el fin de conseguir su apoyo en el proceso de financiación de las necesidades de capital o evolución del valor de la compañía (entendida como capitalización bursátil). Si se hace bien, la confianza en el equipo gestor puede ganar enteros, pues todas las decisiones serán explicadas debidamente. PWC establece en su informe siete claves para el reporting que comentaremos brevemente.
Según este estudio en 2011, un 80% de las empresas del Ibex35 incluía información sobre las perspectivas económicas que considera que afectarán a las economías y mercados en las que se encuentran presentes y que por tanto, pueden tener implicaciones en su estrategia. Se debería destacar que no estamos precisamente en un ciclo económico en el que sea fácil establecer previsiones a futuro. Se trataría de exponer los objetivos estratégicos que se pretenden cumplir en un entorno establecido, punto muy valorado por los inversores. Explicar cómo se hace el negocio, sin comprometer la competitividad y estrategia, así como el análisis de los posibles riesgos y qué medidas se pueden tomar para minimizarlos. Establecer indicadores que permitan evaluar el cumplimiento alcanzado de manera medible, servirá de guía sobre la evolución prevista.
Desde que la sociedad está interconectada las medidas de presión hacia compañías que no siguen una conducta ejemplar, ética, responsable social y medioambientalmente son temidas por sus efectos en los resultados económicos. Pero, con una exposición clara del proyecto, se puede alcanzar una buena imagen en el mercado.