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Ingeniería Financiera: Producto Financiero Estructurado

A principios de los años noventa, los tipos de interés internacionales se movían en una tendencia descendente, y los inversores, sobre todo los institucionales, buscaban productos financieros que proporcionaran rentabilidades atractivas y una garantía frente al riesgo. Los productos financieros estructurados surgen para dar respuesta a estas necesidades de los inversores.

Un producto estructurado es una combinación de dos o más instrumentos financieros que facilitan una eficiente combinación del binomio rentabilidad-riesgo, y que forman a su vez un nuevo producto de inversión. Esta instrumentación posibilita en la mayoría de las situaciones, delimitar la potencial pérdida ó beneficio a unos parámetros preestablecidos. Estos productos proporcionan unas características financieras específicas, como son el plazo, la calidad crediticia y la posibilidad de acceso a un conjunto de mercados a los que anteriormente no se podía acceder. Los productos estructurados pueden indiciar su rentabilidad a cualquier activo: renta fija, variable, divisas, materias primas, etc.

Los productos estructurados no se negocian generalmente en mercados organizados de derivados, pero algunos emisores de los mismos les proporcionan cierta liquidez al garantizar cotizaciones permanentes en mercados secundarios. Existe un tipo de riesgo específico asociado a este instrumento financiero, el cual puede reducir, eliminar o intensificar, de forma parcial o completa el riesgo asociado al instrumento financiero subyacente. El emisor pocas veces soporta alguno de los riesgos implícitos en el producto estructurado ya que los ha cedido a una contraparte a través de una operación de swap (el cual, es un contrato OTC por el cual las partes se obligan a hacerse pagos recíprocos (permuta o canje) en fechas determinadas, fijándose las cantidades que se han de pagar en base a precios o tasas objetivos, es decir, no se conoce el importe en el momento del pacto, pero se fijan los elementos necesarios para su determinación). Mientras desde el punto de vista del inversor existe el riesgo al que se encuentra expuesto el propio emisor, este aspecto es importante dado que este tipo de productos financieros no suelen estar asegurados por un activo subyacente sino por la calificación crediticia del emisor.

Existe una gran variedad de productos estructurados, según el tipo de indiciación: indiciados a tipos de interés, a tipos de cambio, a índices bursátiles, a materias primas, a fondos de inversión, etc. Según las expectativas de evolución de ciertos factores: apuesta alcista o bajista de la evolución del subyacente, acotación de la volatilidad del subyacente, etc., y según el pago de la contraprestación: contraprestación vía cupón periódico (fijo o variable) ó contraprestación vía amortización.

Nos vamos a centrar en los productos estructurados con garantía del capital, que son instrumentos financieros que utilizan dos activos diferenciados:

– Por un lado, con el primero se garantiza, todo o parte, del capital invertido al final de la vida del producto. Normalmente se utilizan para ello activos de renta fija, bonos, letras, pagarés, etc.

– Y por otro lado, con el segundo se obtiene la rentabilidad del activo seleccionado como referencia, como son índices, acciones, divisas, materias primas, etc.

Con esta combinación se permite participar en los movimientos de uno o más activos subyacentes, limitando las potenciales pérdidas. Al vencimiento el inversor obtiene la totalidad o parte del capital invertido, más una potencial revalorización del activo subyacente, instrumentada en un porcentaje de subida o bajada del activo escogido como referencia sobre el capital invertido, siempre y cuando se cumplan las circunstancias preestablecidas.

Las características de estos productos, permiten una amplía diversificación de los inversiones con pequeños importes nominales. Además, son productos con garantía total o parcial del capital invertido y que permite obtener una participación sobre los rendimientos de los activos subyacentes. También, se consigue reducir los costes de intermediación y son productos que pueden distribuirse en forma de emisión cotizada, depósito, fondo de inversión o producto de seguro.

Pero también lleva asociado una serie de riesgos, ya que si a vencimiento el valor del subyacente no ha variado o ha reducido su valor, el inversor sólo recupera el principal de la inversión. Y durante la vida del producto, su precio se negociará a precios inferiores al valor del principal. En los últimos años, los modelos de productos estructurados con el capital garantizado se han indiciado a activos sobre renta variable. En estos casos, dichos productos se estructuran mediante la compra o venta de opciones sobre un determinado subyacente. Mientras que el porcentaje de participación sobre el activo de referencia estará supeditado a la proporción que se pueda adquirir de la opción una vez garantizado de forma total o parcial el capital invertido.

Como se puede observar, existe una amplia gama de productos financieros en los que el inversor puede realizar sus inversiones, pero es importante que los usuarios conozcan los riesgos a los que está expuesto, pérdida máxima potencial, beneficio máximo estimado, análisis de sensibilidad de los diferentes escenarios posibles, etc. Es muy importante que el inversor esté completamente informado y que entienda el tipo de riesgo al que se expone a la hora de adquirir un producto financiero estructurado.

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