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JEFE Vs. LÍDER

JEFE Vs LÍDER

Cuando las condiciones son propicias y navegamos con el viento a favor, da igual tener “jefes” o “líderes”, es relativamente sencillo llevar a una empresa a buen puerto. El problema surge cuando las condiciones son adversas, cuando no está clara la trayectoria a seguir, es en esos momentos cuando debe haber alguien que coja las riendas y mantenga a flote el negocio.

En épocas difíciles, las cualidades necesarias para orientar a una empresa hacia el éxito no son suficientes. Entre otras razones, el planificar sin información, la incertidumbre en los empleados y la pérdida de rumbo tanto de proveedores como de clientes, terminan afectando a las operaciones incluso de las empresas más organizadas. Intentar recurrir al modelo que dio resultado en otra situación, sería querer adaptar el mercado a nuestra conveniencia, es lo que llamamos rigidez ante el cambio y es, a su vez, el camino que nos condujo a la situación actual. Por lo tanto, lo correcto sería estar abiertos a las necesidades que van surgiendo y adaptarse a ellas, lo que conlleva ser capaces de modificar o re-orientar el negocio. Es ante la necesidad de construir una estrategia o modificar la estructura, de dónde surge la necesidad inminente de contar con la figura del Líder.

La visión de líder ha ido cambiado a lo largo del tiempo, en sus comienzos no existía como tal si no que era un directivo denominado “jefe”. El concepto tampoco era el mismo que se tiene ahora, era concebido como un ser superior al resto de los miembros del equipo y que poseía atributos especiales que lo situaban en esa posición, en al actualidad éste es un concepto anticuado y que se intenta redefinir.

Desde hace ya tiempo se ha pretendido establecer y medir los rasgos y las competencias de los líderes sin exitosos resultados, aunque en la actualidad, por fin, se ha conseguido establecer unos patrones de conducta que si son comunes a todos ellos, o por lo menos debieran serlo.

Una de las características que definen la función de liderazgo es “la toma de decisiones”. Para tomar una decisión acertada es necesario proveerse de la mayor cantidad de información, en el menor tiempo y de la mayor calidad posible. Buena parte de esta información va a ser fruto de la interacción con los miembros del grupo de trabajo, así que es de aquí de dónde se deriva otro destacado papel que un líder debe desempeñar: el fomento de la comunicación del grupo.

Cordialidad, amabilidad, optimismo y refuerzo positivo es otra de las labores que debe desempeñar un buen líder, debe ser capaz de reconocer un trabajo bien hecho y reconfortar a sus empleados. En momentos delicados, como el actual, es fácil encontrar en las organizaciones a empleados inquietos y desmotivados, es aquí dónde un líder debe ejercer su papel reconfortante para fomentar la motivación de su equipo y conseguir así el mayor rendimiento posible.

Por último, y desechando los conceptos arcaicos del liderazgo, un buen líder no es aquel que impone “miedo”, sino el que se encuentra entre sus empleados, formando equipo, transmitiendo buen humor y dando ejemplo de su conducta.

Todo esto son características generales que debe seguir un buen líder, independientemente del momento en el que nos encontremos. Pueden existir varios modelos de liderazgo, no mejores ni peores, sino adaptados a cada modelo de negocio.

Modelos de liderazgo:

• El líder autócrata: es una forma de liderazgo mediante la cual el líder asume toda la responsabilidad de “la toma de decisiones”, inicia las acciones, dirige, motiva y controla al empleado, la decisión se centraliza en el mismo. Ésta representa quizás la forma que mas se asemeja a la figura del “jefe”.

• El líder participativo: Es un modelo ya bastante más actualizado, utiliza la consulta para practicar el liderazgo. Dialoga con sus empleados, sigue asumiendo el papel final de toma de decisiones pero de una forma más consensuada con el resto del grupo de trabajo. El líder participativo escucha y analiza seriamente las ideas de sus empleados y acepta sus contribuciones siempre que sea posible y práctico.

• El líder liberal (Rienda suelta): Sin duda el modelo de liderazgo más arriesgado, delega en sus empleados la autoridad para tomar decisiones. Espera que éstos asuman la responsabilidad por su propia motivación, guía y control. Excepto por la estipulación de un número mínimo de reglas, este estilo de liderazgo, proporciona muy poco contacto y apoyo para los seguidores. Evidentemente, el empleado tiene que ser altamente calificado y capaz para que este enfoque tenga un resultado final satisfactorio.

Existen varios modelos de liderazgo, el nuevo milenio ha transformado la forma trabajar de organizaciones y con ello las competencias y habilidades que el nuevo entorno demanda a los líderes. Es importante identificar que modelo de liderazgo es el que mejor se adecua a su modelo de negocio y a partir de ahí empezar a aplicarlo. Nos encontramos en un momento que la función del liderazgo juega un papel muy importante en las organizaciones, las empresas cambian, los mercados cambian y para no quedarse rezagado en este proceso de cambio es necesario dejar atrás el concepto de “jefe” y apostar por el nuevo y mejorado concepto de “líder”.

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