Keynes, Hayek y la perspectiva histórica

La crisis de 1929 supuso una gran onda expansiva para propagar las ideas de J.M. Keynes, que oscurecieron, a veces injustamente, los de sus principales coetáneos. Sus escritos inspiraron en la práctica para actuar frente a las recesiones, justificando las políticas intervencionistas y de estímulo de la demanda interna. Ahora bien, no debemos pensar que Keynes defendía a ultranza la participación del sector público en la economía, es más, su modelo preconizaba dicha participación solo bajo ciertas condiciones económicas; de tipos de interés, y para un plazo concreto.

En 2009, Le Figaro le nombró personalidad del año. Y ahora que se critica a la administración norteamericana, uno de los más recalcitrantes antagonistas, Friedrich Hayek, renace de sus cenizas. Estas últimas semanas, tal y como destaca el semanario The Economist, una reedición el clásico de Friedrich Hayek, publicado en el año 1944 bajo el título “Camino de servidumbre” ha superado en la lista de superventas a los thrillers suecos y las novelas de vampiros.

El apostol vienés del libre mercado debe buena parte de su fama a su gurú televisivo, Glenn Beck, estrella de la cadena Fox News, que cree que el libro contiene una suerte de mensaje apocalíptico para los ciudadanos norteamericanos.

Hayek dejó Austria y marchó a Londres en el año 1931 apesadumbrado por la claudicación del gobierno británico ante los hábitos colectivistas, y en atmósfera de crítica al libre mercado por considerar que había favorecido el advenimiento del nazismo en Alemania. El gurú Beck piensa que EE.UU. va por el mismo camino en su proceso de conversión socialista ante la toma de posiciones accionariales del gobierno norteamericano en empresas emblemáticas del sector de la explotación petrolífera, bancos o automovilísticas.

Pero, ¿qué hubiera opinado el profesor Hayek de su club de fans en las redes sociales? La popularidad de su libro ya le supuso una grata sorpresa en el momento de su publicación, tanto a él como a su editorial, en buena parte apoyada por la edición de una versión ilustrada con viñetas por General Motors, pero habría probablemente tomado con calma las cifras de ventas. Después de todo, el libre mercado satisface demandas imprevistas. Sin embargo, el éxito que tuvo en Estado Unidos lo intranquilizó por aflorar sentimientos radicales y opuestos.

En Gran Bretaña, durante el racionamiento, la planificación resolvió un problema de índole práctica; por aquel entonces, sobre todo en los EE.UU, el socialismo era una idea relativamente nueva, una utopía idealizada por algunos, y demonizada por otros, dificultando la apreciación objetiva de las bondades del libro, en opinión del propio Hayek.

Hoy en día Hayek habría compartido, probablemente, las preocupaciones de Mr. Beck, pero seguro que habría puesto más de una objeción a los ataques a la administración de Obama desplegados desde el ala más liberal.

La innovación principal de Hayek para explicar las fluctuaciones económicas consistió en integrar la teoría monetaria y la teoría del capital; quizás habría que decir con su concepción de la teoría austriaca del capital. En las imperfecciones del mecanismo monetario, Hayek veía la fuente primordial de los ciclos económicos, y en la estructura del capital, la clave para comprender cómo y por qué la creación de dinero distorsiona el funcionamiento de la economía. En lo primero coincidía con él buena parte de profesión. En lo segundo residía su principal originalidad, y la causa principal de sus discrepancias con Keynes y otros economistas. Hayek vino a decir que nadie puede comprender cabalmente las causas de los ciclos económicos sin entender la teoría del capital, y que si el mercado no produce los ajustes necesarios en las crisis, la recuperación será fallida. Como dice José Luis Feito, la perspectiva histórica muestra como Keynes entendió mejor la década de la Gran Depresión, pero Hayek entendió mejor el siglo XX.

El tiempo dirá si hemos pasado de un sobredimensionamiento del sector financiero a un sobredimensionamiento del sector público. De ser así, la vuelta atrás será mucho más complicada, y la retirada de los estímulos fiscales mostrará las numerosas dificultades de la recuperación por no haber dejado actuar a las fuerzas naturales del mercado.

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