Al hacer la lista de la compra apuntamos cada uno de los alimentos del grupo de hortalizas y verduras por su nombre, desde los tomates a las lechugas, pasando por las espinacas. Lo mismo ocurre con cualquier otro nutriente. También sabemos cómo son, qué forma tienen y, probablemente, estén al corriente de lo que les aporta. Al adquirir productos financieros, esta relación de conocimiento completo cambia sustancialmente. La actual crisis ha puesto de manifiesto la falta de comprensión de los términos económicos que se estaban manejando, y mucho más del riesgo que se corría.
La ingeniería financiera que nos vendían desde la otra parte del Atlántico recibía nomenclaturas rimbombantes, lo que hacía que se contrataran y repartieran por todo el mundo productos que en muchas ocasiones no se entendían. Mucha de esa terminología, por no decir toda, se construía y se construye en inglés.
Lo anglosajón resulta atractivo y adquiere carácter universal. En las finanzas ocurre como en otros muchos campos de nuestra lengua, se han asimilado los términos ingleses y se han incorporado a nuestra vida diaria. Por ejemplo, en la actualidad nadie entiende el marketing (publicidad), sin palabras como target (objetivo) banner (anuncio en una página html) o keyword (palabra clave). Si se habla de internet, las muestras son todavía más claras. Enviamos un e-mail (correo electrónico) con un link (enlace) a un amigo para decirle que tenemos un nuevo post (entrada, artículo) en nuestro blog (diario digital). Y, por su puesto, lo hacemos a través de una línea ADSL (Asymmetrical Digital Subscriber Line).
En los negocios, -como no podría ser de otra forma en un mundo globalizado e interconectado-, las palabras importadas del inglés también se han convertido en el día a día de los actores del sistema financiero, e incluso de los ciudadanos que están asumiendo crecientes niveles de responsabilidad y riesgo en sus decisiones económicas.
La crisis subprime (crisis financiera que surgió en el mercado hipotecario tras un fuerte aumento de las hipotecas de alto riesgo en EE.UU) puso en boca de todos un vocabulario que había pasado inadvertido para gran parte de la población ¿Pero realmente se conocía su significado? Hasta hace un año, pocos sabían que quería decir ninja, siglas traducidas del inglés de ‘not income, not job, not assets’ (personas sin ingresos, ni trabajo ni propiedades).
Palabras como crash (caída brusca de las cotizaciones en un mercado financiero) o credit crunch (situación económica en la que resulta difícil a las empresas y empresarios obtener crédito) prácticamente se desconocían o se habían preferido olvidar en el baúl de los recuerdos de crisis pasadas. Desgraciadamente, estos términos han vuelto y han provocado más de una pesadilla.
Para entender lo que está pasando, o lo que podrá ocurrir en un futuro en la economía, lo primero es saber de qué se está hablando. Retomar la historia es esencial para no volver a cometer los mismos errores que en el pasado. No obstante, lo primero debe ser ‘aprehender’ el significado de las nuevas ‘palabrejas’ que se están empleando. Un glosario puede ser de gran ayuda en esta tarea. Por ello, la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, con la colaboración de la Fundación Bancaja y del Instituto Valenciano de Finanzas, ha publicado el “Finance Glossary”, un glosario inglés-inglés que pretende ser una guía con los más de 2.100 términos económicos anglosajones más empleados y asimilados en el lenguaje común financiero.
Hagan una prueba, ¿conocen el significado de las siguientes expresiones: Asset backed securities (ABS), Bail-out, Credit Default Swaps (CDS), Conduit, Conforming Loan, Counterparty risk (default risk), Family Office, Liquidity risk, Monoline, Rating Agency, Renting o Structured Investment Vehicles (SIV)? Si la respuesta es afirmativa: ¡Enhorabuena, dominan el léxico relacionado con la crisis subprime! De ser la contestación negativa, no se preocupe. Tal como dijo Sócrates, todas las personas tenemos la capacidad para poder descubrir las respuestas por nosotros mismos, y hoy en día existen manuales de consulta que ayudan a resolver las dudas que le puedan surgir.
Eso sí, a la hora de realizar una inversión no es suficiente con saber la traducción exacta de los productos adquiridos, si no comprender todo lo que conllevan. No olvide que, incluso al usar los instrumentos que tiene a su alcance para protegerse como inversor, necesitará emplear el inglés. Ya que existen gatekeepers (guardianes), que son asesores especializados y especialistas que prestan asistencia a los inversores institucionales y corporativos al hacer sus inversiones. Al respecto, también es importante la directiva MiFID, norma relativa a las obligaciones de las empresas de inversión de llevar un registro, la información sobre las operaciones, la transparencia del mercado, la admisión a negociación de instrumentos financieros.
La economía ha entrado en nuestras casas en forma de crisis (anglosajona), y cuanto antes se sepa poner nombre y definir los términos de los que se está hablando, más fácil será encontrar soluciones.