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LAS FUSIONES BANCARIAS

En los últimos años hemos asistido a uno de los periodos con mayor número de fusiones y adquisiciones en el sector bancario. Los factores que han impulsado este proceso son muy diversos y varían de unos países a otros, pero, sin duda, uno de sus principales desencadenantes ha sido el aumento de las presiones competitivas derivadas de los cambios que han tenido lugar en los sistemas financieros.

En este sentido, las fusiones y adquisiciones se han constituido en una de las principales estrategias seguidas por las entidades de crédito, debido a que puede facilitar la obtención de economías de escala, la diversificación del riesgo o la mejora de la posición competitiva, entre otros factores. No obstante, numerosos estudios empíricos han mostrado la dificultad para lograr ganancias a través de este tipo de operaciones. Buena parte de ellos han utilizado datos de los años ochenta o principios de los noventa, por lo que se han centrando en un período de tiempo en el cual los países europeos presentaban unas características diferentes a las actuales. En este sentido, las evidencias más recientes muestran con mayor frecuencia beneficios procedentes de las fusiones y adquisiciones.

Hay muchas leyendas en torno a las fusiones bancarias. La realidad es que todas aparecieron con un cierto misterio y con la idea de que presiones extrabancarias llegaban para su consecución. Si se analizan con cierta profundidad las principales fusiones bancarias que han tenido lugar durante estos últimos años en Gran Bretaña, Holanda, Suiza, Estados Unidos o España, se observa que muchas han funcionado bien, tanto en el ámbito social como en las reacciones de la clientela y los resultados. Este ha sido el caso de Lloyds-TSB, en Gran Bretaña, que aparece como el referente en la materia, Chemical-Chase Manhattan en Estados Unidos o de BBV y Argentaria en España.

En España, las entidades financieras que protagonizaron fusiones entre los años 1997 y 2001 han conseguido mejoras de sus niveles de solvencia con la operación y, en menor medida, también en el margen y los gastos financieros, pero han sufrido pérdidas en la cuota de mercado. Un informe que analiza 8 operaciones, entre ellas la fusión de BBV y Argentaria, de Banco Santander y BCH, de Credit Lyonnais y Comercial Español, de las Cajas de Ahorros de Vigo, Ourense y Pontevedra, y de las Cajas de Navarra y Pamplona, corrobora el impacto positivo de estas integraciones en términos de solvencia y eficiencia.

En un estudio elaborado por el Banco de España, se observan dos tipos de operaciones: aquellas entidades que buscarían reducir costes, mejorar la productividad y eficiencia mediante ajuste de red y plantilla, y las fusiones realizadas para ganar tamaño y negocio, en las que no se produce un recorte de empleados o sucursales. En este sentido, el instituto emisor precisa que las operaciones pensadas para ganar dimensión, en las que se produce habitualmente un incremento de personal y oficinas, son las más recientes, lo que hace pensar que los efectos de la política de expansión pueden no haberse reflejado aún en los balances.

Otro dato significativo, es que el tamaño medio de las fusiones y compras bancarias realizadas en la Unión Europea en los últimos cinco años, se situó en 300 millones de euros, frente a los 100 millones de media de las operaciones realizadas en otros sectores. La mayoría de las fusiones bancarias se han producido en los mercados nacionales. La banca prefiere quedarse en su país de origen y crear fuertes sociedades, no sólo por las trabas jurídicas, sino porque suelen ser más rentables al proporcionar mayores sinergias.

Las entidades financieras compradas no empiezan a mejorar sus ratios de rentabilidad sobre recursos propios (ROE) y de eficiencia (porcentaje de ingresos que consumen los gastos) hasta el segundo año después de la operación. Las entidades compradoras, por el contrario, experimentan ligeros retrocesos en ambas variables, que no suelen ser significativos. Además, éstas suelen tener inicialmente una mayor rentabilidad y mejor eficiencia, y un menor perfil de riesgos que los bancos adquiridos. Las entidades compradoras recuperan y mejoran su eficiencia al tercer año de haber realizado la operación. Las diferencias de tamaño entre las entidades fusionadas son más reducidas en el sector financiero que en otros de la actividad económica.
Como conclusión, podemos decir que las Fusiones Bancarias pueden ser muy beneficiosas para el Sistema Financiero Nacional, siempre y cuando ellas formen parte de una estrategia orientada por el Estado, tendente a garantizar la estabilidad y el crecimiento sano del mismo. Las fusiones pueden generar al país una ola de monopolios y oligopolios, en los cuales se podrá concentrar el sistema, generando una ganancia económica, si las dos empresas valen más juntas que separadas. Estas ganancias podrán reflejarse en economías de escala, economías de integración vertical, mejora de la eficiencia, mayor uso del ahorro y combinación de recursos complementarios. Indudablemente, al existir una fusión bancaria, la institución puede captar más clientes, ofrecer más servicios y hacerse más competitiva dentro del mercado financiero.

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