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¿Precio y/o Valor?

¿Cuál es el Valor de un bien o servicio? Y ¿el Precio?. Habitualmente estos conceptos se confunden o utilizan como sinónimos en el lenguaje común. Son dos conceptos que conviene diferenciar y tener presentes a la hora de realizar cualquier transacción.

El valor es la satisfacción obtenida por el uso o consumo de un bien o servicio, depende básicamente: de la información de que se dispone, del punto de vista del comprador o del vendedor y del método que se utilice para valorar ese bien o servicio, antes de realizar cualquier tipo de operación. Un ejemplo ilustrativo es el valor que tiene el tabaco para un fumador y para un fumador pasivo.

Mientras que el precio es la cuantificación económica del valor, es decir la unidad monetaria que se pagaría o ingresaría por ese bien o servicio.

Por lo tanto, a partir de estas dos definiciones podemos extraer una primera conclusión: el valor será el punto de partida que iniciará el proceso de negociación, entre el comprador y el vendedor, que conducirá a la fijación del Precio de la transacción.

Posteriormente se intentará determinar cúal es el valor que nos servirá de referencia para llegar al precio final, entraríamos pues en un Proceso de valoración.

El proceso de valoración lo vamos a referir al ámbito empresarial, donde la valoración se ha convertido en algo relevante que constituye un instrumento de gran interés para medir la gestión y perspectivas futuras de las compañías, así como la generación de valor para los accionistas. Tradicionalmente, el principal objetivo de cualquier empresa es maximizar su beneficio, después se amplia al valor y a su vez se incrementa la riqueza de los accionistas. Este proceso de valoración debe consistir principalmente en transformar renta en valor.

La valoración es el punto de partida en los procesos de reorganización empresarial, como pueden ser las fusiones o adquisiciones de empresas, las cuales han proliferado notablemente en los últimos años, así como Ofertas Públicas de Adquisición o Ventas.

A pesar de la importancia de la misma, no existe una fórmula mágica de realizarla, ni siquiera se puede asegurar la exactitud del resultado. Se han desarrollado diversas técnicas que, con mayor o menor complejidad, intentan aproximar el valor de una empresa en un momento concreto, teniendo en cuenta su situación y perspectivas de futuro.

La labor de valoración exige no sólo técnicas analíticas del proceso sino que además son necesarios una serie de datos y estimaciones de variables macroeconomicas de los mercados en los que opera la empresa, situación actual y previsiones futuras en cuanto a productos, ciclos de vida, estructura divisional, capacidad de gestión, marco legal, etc.
Todo ello supone un alto grado de complejidad que varia también en función de la incertidumbre que rodee a la empresa y del riesgo que esta pueda tener en el mercado, por lo que los datos deben ser analizados con cierta cautela.

Un ejemplo muy claro de la complejidad y la incertidumbre que realmente rodea o envuelve a una valoración, es el caso de las «punto.com», empresas de alto crecimiento y nuevas tecnologías, que no son exactamente tradicionales, donde su negocio se basa principalmente en vender crecimiento futuro, y su materia prima es la información. Son empresas de contenidos, donde se tomaron como referencia ratios que no tenían en cuenta datos puramente financieros, sino numero de suscriptores, numero de visitantes por pagina, etc. A veces eran portales que subsistían casi exclusivamente de la publicidad o proveedores de contenido a otras punto.com. Todos sus ingresos procedían de las cuotas de acceso, y en los mejores casos del comercio electrónico.

Con ello se creó la denominada burbuja tecnológica, que explotó debido a los métodos de valoración tan optimistas utilizados, basados en expectativas futuras poco creíbles y menos realizables.

Hay que tener en cuenta que los métodos de valoración pueden basarse en datos Patrimoniales o de Balance y en métodos que descuentan las expectativas futuras, que la empresa va a ser capaz de generar durante un horizonte temporal, además están los métodos mixtos, que combinan pasado y futuro.

Lo interesante a la hora de realizar una valoración es tener presente el contexto de validez, el método que vamos a utilizar en base a la información disponible y el objetivo con el que se realiza el trabajo, sin olvidar que existe un aspecto subjetivo en todas las valoraciones que puede distorsionar o completar el valor.

Leonor Vargas Escudero
Directora Financiera
Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros
lvargas@febf.org

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