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«Cierre del ejercicio y perspectivas mercados financieros en 2023”

Bajo el título “Cierre del ejercicio y perspectivas mercados financieros en 2023” ha tenido lugar el Foro de Asesoramiento Patrimonial y Tecnológico (FAPTECH) en su edición de diciembre 2022 que contó con la participación de atl Capital entidad de banca privada especializada en asesoramiento financiero de gestión de patrimonios y Buy & Hold, sociedad gestora independiente de Instituciones de Inversión Colectiva (SGIIC). Este Foro, que ya cumple siete años, fue promovido por el Consejo General de Socios de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF) en 2015.

En la apertura, Dña Isabel Giménez, Directora General de la FEBF ha destacado que “2022 ha sido un año con elevada volatilidad y la subida de tipos de interés más rápida de los últimos 25 años”.

A continuación ha tomado la palabra D. José Manuel García, Socio Director atl Capital y ha hecho balance del año 2022 «nos hemos encontrado una inflación estructural más alta de lo esperado». Sin embargo, «vemos el 2023 como una oportunidad, especialmente en renta fija», asegura José Manuel.
2022 ha tenido el peor comportamiento histórico en mercados desde la crisis financiera, «la paradoja que se ha dado este año es que un inversor 100% en bolsa ha perdido lo mismo que un inversor 100% en renta fija por la subida de tipos de interés».
Esto ha sucedido debido al cambio de ciclo en las politicas monetarias de los Bancos Centrales, la subida de la inflación (desde 2021) por la pandemia, y el conflicto Ucrania- Rusia. “La previsible desaceleración económica a la que nos enfrentamos, esperamos que no se convierta en recesión”.
Para finalizar, el ponente ha hablado con optimismo de las oportunidades que se presentan en 2023 para la renta fija por los tipos de intrés al alza, «cuando has tenido un año negativo en los mercados de deuda, en el próximo puedes llegar a obtener rentabilidades de dos dígitos en el segmento de High Yield», ha concluido José Manuel.
D. Antonio Aspas, Socio de Buy & Hold ha centrado su intervención en explicar las perspectivas de los mercados financieros en 2023 “hay tantas variables que nadie tiene idea de lo que va a pasar en el futuro. Hay que seleccionar bien los valores en cartera, evitar la rotación e invertir en los valores y sectores con el mayor número de probabilidades a tu favor”.
Dentro de las oportunidades de inversión en renta variable, ha recomendado seleccionar valores con capacidad de trasladar a precio final la subida de costes (energía e inflación) y valores seleccionados en el sector tecnológico para discriminar entre sus luces y sombras. En renta fija, ha destacado buenas perspectivas de inversión en el sector de infraestructuras, el inmobiliario, el turístico y en los bonos subordinados del sector financiero.
Como conclusión, Antonio ha asegurado que estamos en una “crisis ligera, pero no profunda”.
Los diferentes Foros de Encuentro de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF) comparten ideas e iniciativas de mejora entre profesionales y directivos de referencia, otorgando visibilidad a expertos y formaciónn de interés para inversores y empresas familiares de la plaza financiera valenciana.
Dentro de sus actividades destaca el Foro mensual FAPTECH sobre Asesoramiento Patrimonial, el Día de la Educación Financiera, el Observatorio M&A, el Foro de Criptoactivos y Blockchain, y las Jornadas Legaltech y Fintech.
En 2022 la FEBF ha realizado 85 acciones formativas: 47 jornadas, 11 seminarios y 27 cursos.

‘Not everything that can be counted counts, and not everything that counts can be counted.’ Albert Einstein

La inversión sostenible ha llegado para quedarse, y ha sido un trending topic en 2022. Sus parámetros están dentro del discurso “políticamente correcto”, pero no pueden reducirse a un único discurso. Lo cierto es que no todos los defensores de la inversión sostenible parecen tener claro el mensaje subyacente, con prácticas de greenwashing que dañan a la reputación de los que actúan con coherencia.

Mi reacción inicial era de ser un testigo mudo, viendo el debate abierto y esperando a que se templaran los ánimos.

Conforme vi el desarrollo de la inversión ESG aumentó mi preocupación, y no toda ella era por sus detractores, los cuales, en algunos casos, estaban políticamente motivados, actuando en defensa de los lobbistas, mal aconsejados o simplemente equivocados.

Mi preocupación es principalmente por los efectos de la sobrecomplicación, sobreregulación y sobreestandarización del espacio ESG. Nunca seremos capaces de capturar el valor generado por la inversión sostenible en cada producto o servicio ofertado en una empresa simplemente con datos cuantitativos. Evaluar los aspectos ESG supone incorporar una amplia gama de grises.

Debido a ello, me preocupa particularmente la “financialización” de los aspectos ESG, que puede suponer su canibalización, generando una cultura de cumplimiento regulatorio automático o tick boxing, de entrega y archivo sin posterior reflexión estratégica.

La ESG, en esencia, es un concepto muy simple, y los inversores que invierten pensando en el largo plazo necesitan considerar los riesgos materiales que suponen todos los aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza para sus inversiones. También necesitan analizar como impactarán las externalidades, dado que los inversores se ven afectados por el entorno, tal y como tuvimos ocasión de comprobar en la pandemia.

El sector privado tiene un rol que jugar, asegurándose la creación de un mundo más equitativo y justo, y precisamente por ello, no está bien explotar personas en países emergentes con sociedades con estándares más relajados. La distancia no es una excusa.

Además de ello, los inversores deben ser diligentes y tienen la responsabilidad de parametrizar sus activos y ejercer un activismo que no sea cortoplacista ni esté centrado únicamente en la rentabilidad, sino que genere una sociedad mejor, independientemente de quien sea el inversor final (fondo soberano, gestoras de fondos, inversores individuales). 

Por supuesto, esto no significa que implementar los aspectos ESG sea simple o responda a una única hoja de ruta, y deben ser capaces de asesorar en aspectos ESG a los inversores que necesitan datos, herramientas y acceder a información de las empresas en las que invierten.

De hecho, conforme aumenta la demanda de información de mayor calidad por parte de los inversores, bajo mi punto de vista, el rol correcto para los reguladores es garantizar que disponen de datos con contenido, de manera que los inversores puedan tomar sus propias decisiones informadas.

Esto sucede porque, como todos sabemos, queda mucho por hacer, pero entretanto, hay que preparar informes, no podemos esperar hasta disponer de los datos perfectos, y lo mejor es enemigo de lo bueno. Además de ello, los datos son solo un aspecto a tener en cuenta, la actitud y la orientación estratégica son también muy importantes.

Los inversores necesitan gobiernos que establezcan políticas correctas; por ejemplo, para establecer los objetivos net zero, y proporcionar políticas industriales y planes de actuación para que los inversores puedan impulsar carteras y capitales limpios en sus economías. Pero más allá de este punto, ¿ Necesitan realmente los inversores regulaciones interminables y legislaciones redactadas al milímetro que digan lo que es correcto y lo que no?.

En pleno siglo XXI ¿Necesitamos gobiernos que nos digan lo que es aceptable sobre esclavitud y cadenas de suministro?. Si el planeta está asfixiándose,  ¿Necesitamos que nos obliguen los gobiernos a parar la inversión en industrias contaminantes e invertir en energías limpias y soluciones tecnológicas agrícolas?. ¿Deberíamos invertir en empresas/gestoras de fondos que aporten soluciones para el futuro y que queramos que tengan un impacto positivo?

Los principios ESG pueden ser cocinados a partir del puro sentido común: todos, como ciudadanos, tenemos responsabilidades básicas, debemos actuar de forma ética, y nuestras inversiones no deberían permitir la vulneración de los derechos humanos o el empeoramiento de las condiciones en nuestro querido Planeta Tierra, en el que estamos de paso. Así pues, ¿Necesitamos regulaciones interminables y legislación que nos indique cuales son estos valores básicos antes de actuar? Esperemos que la respuesta sea negativa, pero desafortunadamente, los regímenes democráticos a escala internacional los últimos 10 años han retrocedido su presencia.

El rol de los inversores no va a resolver los grandes problemas mundiales, este liderazgo debería ejercerse desde los gobiernos. Pero los inversores tienen su propio rol, asegurándose de la sostenibilidad en sus carteras de inversión y la aplicación de una gestión de riesgos más amplia, considerando las externalidades particularmente negativas en la gestión de sus inversiones.

2022 ha sido un ejercicio para olvidar en el que los inversores han tenido rentabilidades negativas en todas sus carteras, renta variable, renta fija y también inversiones sostenibles. El índice MSCI World, por ejemplo, ha retrocedido un 14%, y el MSCI ESG ha caído un 15%.  

Uno de los pocos sectores impulsado por la guerra de Ucrania ha sido la energía extractiva (petróleo y gas), mayoritariamente rechazado por los fondos sostenibles.  Si no se tenía en cartera Occidental Petroleum o Exxon (caso de Warren Buffet) las carteras han sufrido recortes en rentabilidad. Entretanto, los valores tecnológicos, con gran protagonismo en las carteras sostenibles, han tenido un año malo.

Así pues, asumiendo que ellos no pueden caer debido al dudoso argumento de que los valores de petróleo y gas son ahora ESG friendly porque contribuyen a la seguridad energética (controversia estrella en 2022). ¿Cómo pueden conseguir rentabilidades positivas los gestores sostenibles en 2023?. La mayoría de los gestores piensan que la incertidumbre es creciente.

El easy money no está ni se le espera, seamos sostenibles o no. La marea de quantitative easing ha terminado, y la política monetaria contractiva ha generado la subida de tipos de interés más brusca de los últimos 20 años, y existe un miedo creciente a vivir otra recesión en 2023, que la mayoría de los analistas anticipan leve, pero que sin duda afectará a los mercados y a sus rentabilidades.

Numerosos fondos sostenibles están centrados en valores growth, con crecimiento rápido en sus resultados como empresas tecnológicas o de energías renovables. Pero los valores growth han tenido malos resultados en 2022 frente a los valores value (generadores de crecimiento a largo plazo).

Los gestores de activos son optimistas sobre los fondos sostenibles y creen que encontraran oportunidades de rentabilidad en 2023. Las energías limpias tienen un horizonte futuro muy promisorio, (aunque no lo hayan hecho bien en 2022, a pesar de que los gobiernos europeos votaran reducir la demanda de petróleo y gas ruso e impulsar la demanda de renovable).

Empresas eólicas como la danesa Orsted, o la española Iberdrola, sufrieron problemas en su cadena de suministro.

Los tipos de interés elevados jugaron un rol clave: las empresas renovables tienen costes más altos que requieren endeudamientos más altos, de manera que ante subidas de tipos sufren más. La buena noticia es que en el largo plazo su propuesta de valor es impecable.

Por ejemplo, en el caso de USA la propuesta de Joe Biden de medidas para combatir la inflación incluye bonificaciones fiscales para las empresas de energías renovables.

El gobierno norteamericano está aplicando un sesgo de calidad hacia las energías limpias, evitando que otros valores más especulativos, como las empresas productoras de hidrógeno ,que todavía no son rentables, en favor de empresas más maduras (eólicas, solares), que ya son rentables a niveles razonables.

Invertir en empresas sostenibles no es tan complicado, pero exige una labor de análisis más concienzuda, buscando empresas con una ventaja diferencial que generen buenos resultados incluso en coyunturas complicadas. Por ejemplo, First Solar, empresa norteamericana de paneles solares con un producto que funciona bien en condiciones climatológicas adversas. También están las empresas de biofueles, muy baratas, y en un nicho poco analizado. También son valores a seguir los equipamientos agrícolas con tecnología sostenible de precisión.

Tal y como quedó demostrado en la COP27 de Egipto, elaguaes un área clave infravalorada, con los granjeros bajo presión para mejorar su eficiencia y empresas agrícolas tratando de reducir su consumo de agua. Otros gestores de fondos buscan sectores sostenibles menos obvios, como, por ejemplo, los bancos, que ejercen un papel crucial, un rol a menudo pasado por alto en la transición energética, con el ojo puesto en la financiación de sectores más contaminantes, como las empresas de petróleo y gas.

Las empresas financieras han limpiado su oferta de productos los últimos años, y ofrecen una mejor lectura en sus carteras crediticias, elemento clave para interpretar la huella de carbono de las empresas mediante los incentivos financieros.

Por ejemplo, la banca ofrece menores tipos hipotecarios para propietarios de casas eficientes energéticamente. Los bancos con modelos de negocio más complejos es más difícil que ofrezcan una perspectiva ESG frente a los más pequeños. Pero en términos generales, las valoraciones bancarias son muy atractivas. Cualquier recesión debería ser orientada en torno a negocios con mejores tarifas. “las empresas están mejor posicionadas, y generalmente invertirán para mejorar su propia eficiencia y rentabilidad” siendo una buena noticia para los valores energéticamente eficientes.  

La economía circular -en la que los productos son reciclados, y se reduce el consumo- está en el radar de la mayoría de fondos de inversión sostenibles; empresas norteamericanas de generación de software como Altair que ayudan a generar productos más eficientes usando materiales, o la austriaca Lenzing, la holandesa Royal DSM, de alquiler de equipamientos, o Herc Rentals. Todas ellas ayudan a promover la economía circular.

En el sector logística también tiene sus defensores entre los gestores de fondos sostenibles. Este año no ha sido brillante para empresas sostenibles del sector de construcción: materiales, eficiencia energética, o infraestructura de agua. Todas ellas se vieron expuestas a la construcción, con un crecimiento rallentizado, debido a los tipos de interés más elevados, y una menor confianza por parte de los consumidores.

Nibe, la empresa sueca fabricante de bombas de calor, fue una de las primeras víctimas de la rotación. Tenía precios altos, y a medida que los inversores vendieron sus valores growth vio castigados sus ingresos. Pero en 2023 tiene mejores perspectivas, conforme los inversores se centren más en las necesidades de eficiencia energética inherentes al largo plazo. NIBE podría beneficiarse de la senda de descarbonización derivada de la guerra de Ucrania. De la misma manera que empresas holandesas como Signify, fabricante de luces led, o Aalberts, de infraestructura de agua, que obtendrán mejores resultados empresariales.

En el sector salud hay propuestas de valor interesantes. Empresas más resilientes ante la recesión, y con valoraciones relativamente baratas como por ejemplo Cryoport, fabricante de containers reciclables, o Styrofoam, empresa de transporte de material biogénico o Repligen, que ayuda en la fabricación de medicamentos con menos consumo de agua.

Por encima de todo, los gestores de fondos piensan que la diversificación será clave, más allá de la marea de la estrategia mainstream de la pasada década de invertir en valores growth, sentarse y verlos crecer. Los gestores de fondos deberán aprender a releer sus estrategias clave de los años 90: los precios son importantes, de la misma manera que los ciclos económicos.

En 2023 seguiremos encontrando empresas sostenibles, aunque el mercado no ofrezca un ciclo alcista. Tanto los inversores individuales como los inversores institucionales serán más comprensivos sobre las prácticas greenwashing y los gestores de fondos sostenibles tendrán un arduo trabajo para probar su valor añadido, pero el planeta y los ciudadanos concienciados se lo agradeceremos, y el porvenir es claramente favorable con ellos.

Isabel Giménez Zuriaga

Directora General

Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros

igimenez@febf.org

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