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Refuerzo a la protección de los inversores

Los mercados de valores tienen cada vez una mayor relevancia en la canalización del ahorro hacia la financiación empresarial. Contar con un mercado de valores eficiente y seguro es un objetivo básico de cualquier país. De igual forma, la globalización económica y la consolidación del Mercado Único Europeo, están propiciando la aparición de mercados de valores que trascienden las fronteras nacionales.

La regulación de los mercados de valores tiene que adaptarse a esa nueva realidad, así como las directivas europeas. Es así como los mercados deben tener en cuenta que el ahorro es fundamental para el desarrollo económico, y, la regulación debe tener como fin último la protección al inversor. En aras de conseguir este objetivo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) vienen trabajando con el fin de alcanzar una sinergia entre la transparencia del Mercado de Valores, la correcta formación de los precios, y la protección a los inversores, siendo estos últimos, uno de los motores principales del desarrollo del mercado bursátil español, y en consecuencia de la economía.

En este orden de ideas, el inversor particular debe poder disponer de la máxima información del mercado y de los activos que en él se contratan. Sin embargo, no sólo hay que tener en cuenta la información referida al mercado, sino también la relativa a las empresas que cotizan en él: la publicación de su situación económica y financiera, sus resultados y sus perspectivas futuras de desarrollo, entre otras. Toda esta información permite que las cotizaciones de las acciones en bolsa reflejen con más objetividad el verdadero valor de las empresas.
Con el apoyo de la CNMV y otras Instituciones gubernamentales, España ha ido garantizando la información que recibe o puede obtener el inversionista individual, generando una mayor confianza y un incremento del ahorro individual canalizado a estos mercados. De hecho, en 2004, el 50% de las transacciones llevadas a cabo el Sistema de Interconexión Bursátil Español (SIBE), han sido ejecutadas por inversores individuales. Es así como se fundamenta la necesidad de continuar trabajando la mayor calidad y cantidad de información transparente y equilibrada, ayudando a la toma de decisiones de inversión, para conseguir un mercado mucho más eficiente y perfecto.
La transparencia del mercado bursátil es uno de los requisitos del mercado perfecto y está ligado a las exigencias de información que se impone a las empresas cotizadas, a la forma pública de contratar, a la publicidad de los cambios e incluso a las posiciones de mercado en cada instante. En la medida en que se mejore la información en el mercado, éste será más fluido y transparente y los inversores tendrán una mayor posición de igualdad, sea cual sea su potencial económico.
La Ley 26/2003, de 17 de julio, por la que se modificó la ley del Mercado de Valores y la Ley de Sociedades Anónimas, ha sido bautizada como la Ley de Transparencia, imponiendo obligaciones de transparencia a las empresas cotizadas. En ella se introducen importantes novedades en aras de reforzar la protección de los derechos de los inversores. El principio de transparencia es fundamental para el correcto funcionamiento de los mercados financieros, lo que implica que se trasmita al mercado toda la información relevante para todos los inversores, que ésta sea correcta y veraz y que se trasmita de forma simétrica, equitativa y en tiempo útil.
Uno de los requisitos novedosos que se deriva de la Ley, hace referencia a las sociedades anónimas cotizadas, las cuales deberán crear una página web con nombre de dominio de Internet registrado. Si bien es cierto que se especifican las características de la web, únicamente se van a resaltar los aspectos más importantes de la misma.
En la página de inicio de la web habrá un apartado de acceso directo y denominación obligatoria de “información para accionistas e inversores”, incluyendo la totalidad de la información exigible por la Ley. La accesibilidad a los contenidos del apartado información para accionistas e inversores estará a no más de tres pasos de navegación (cliks) desde la página principal. Los contenidos estarán estructurados y jerarquizados con un título conciso y explicativo y un mapa de la web con contenido definitivo y claro
Las páginas al menos deberán estar redactadas en castellano, cuyo lenguaje deberá adaptarse al inverso medio, y todas sus páginas deberán poder imprimirse. Así mismo, la página será navegable y accesible con productos informáticos comunes y en tiempo razonable. Por último, los contenidos deberán ser coherentes con los que posee el registro público de la CNMV.
Se han realizado modificaciones a la Ley del Mercado de Valores, que para exponerlos haría falta un pequeño libro. Sin embargo, y de manera muy general, la conclusión que se desprende de la lectura hace referencia a la defensa de los derechos del inversor y la mayor calidad de la información, con el fin de avanzar en la consecución de un sistema financiero transparente y eficiente, en el que los participantes, sin importar su tamaño, compitan dentro de un marco “leal”.
En definitiva, cabe destacar el constante trabajo que el organismo regulador del Mercado de Valores Español viene realizando, con la finalidad de conseguir una mayor transparencia en los mercados, y así facilitar al inversor particular, la accesibilidad a la información de los mercados. Sin embrago, es imprescindible, que los pequeños inversores utilicen las herramientas que tienen a su disposición. De igual forma, uno de sus principales deberes radica en entender la información, que se desprende tanto de las Sociedades Cotizadas, como de los diferentes Activos Financieros, para con ello y mediante el análisis de la información, acometer las inversiones que se ajusten a los niveles de riesgo que el inversor está dispuesto a asumir.

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