Señales de humo bursátil

El nivel de transparencia en los mercados financieros organizados suele ser mayor al del sector del capital riesgo, pero no hay que confundir información con transparencia, ya que la segunda va un paso mas allá del simple suministros de datos acerca de la negociación en un mercado, es el suministro a todos los intervinientes de la información relevante en igualdad de condiciones.

Sin embargo, la concepción de las bondades que aporta un mayor nivel de transparencia cambia en función del colectivo de personas que sea preguntado al respecto:

– Inversores: Este colectivo siempre quiere obtener el máximo de información, porque cuanto más conocen de una empresa, menos incertidumbre se suponen que tienen sobre sus inversiones. Además de ello, en la medida que se publiquen noticias sobre las empresas, aumenta su atractividad para los inversores.

– Mercados: Este colectivo también demanda la publicación de noticias económico financieras, porque una mayor transparencia redunda en mayor confianza y liquidez. Noticias para estar en el punto de mira, aunque el volumen de contratación y la liquidez sean las variables garantizadoras de su supervivencia.

– Intermediarios y analistas: En este universo prima la liquidez. Estos colectivos, siempre ávidos de noticias, si no disponen de ellas, suelen penalizar los valores (no invierten en ellos), y si cuentan con ellas, las analizan con ciertas inercias (ratios y sectores de moda). Por ejemplo, hace unos años estaba de moda entre los analistas hablar del descuento de la diversificación, pero recientemente no se considera que la diversificación sectorial genere descuento en la cotización.

– Emisores: en este colectivo habría que distinguir entre la información para la empresa y la información para el mercado. El secreto radica en contar solo lo que es cierto, pero no todo. En contar novedades interesantes para los analistas e inversores (por ejemplo, la política de retribución a los accionistas) pero no la información sobre entresijos del proceso de producción o sobre futuras inversiones o mercados a considerar para entrar en ellos, ya que esta información puede dañar a la empresa si cae en la competencia antes de hora. En términos generales la información sobre decisiones financieras no es tan sensibles como las decisiones estratégicas (de inversión y de alianzas), que son estrictamente confidenciales hasta que se materializan.

Sin embargo, las empresas (sobre todo las no cotizadas) deben perder en miedo a informar y comunicar al entorno sus tomas de decisión. La sociedad actual deja periclitadas las políticas de campanario en las que las pymes consideraban que cualquier información referente a la empresa debía ser mantenida en secreto en todo momento. Los departamentos de comunicación y de relación con inversores (en el caso de las empresas cotizadas) son una herramienta de gestión del conocimiento que ayuda a construir y consolidar la reputación corporativa.

La transparencia creciente en la información económico-financiera ofrece más profesionalidad al sector financiero: mercados, intermediarios y activos. Un mayor nivel de transparencia llevará en el largo plazo a atraer más inversión para esos activos.

De cualquier modo, la transparencia excesiva sobre la rentabilidad de las carteras en las que invierten las empresas cotizadas y los fondos puede llegar dañar los sectores económicos afectos, debido al impacto en la posición competitiva de los valores seleccionados.

Las revisiones a la baja o al alza en las valoraciones de las empresas en las que invierten los fondos podrían ser malinterpretada y hacer daño a la posición competitiva de la empresa. Y en el caso de los fondos de capital riesgo, entorpecer la negociación de la valoración para su salida.

Resulta muy importante aportar una explicación clara acerca de la naturaleza de los activos gestionados cuando se publican los datos económicos, si estos datos no se entienden bien, las cifras pueden llevar a conclusiones erróneas, sobre todo a aquellos que no estén familiarizados con estos sectores. En el caso del capital riesgo merece la pena destacar la importancia de la curva J, de manera que durante los primeros años de vida del fondo las tasas internas de rendimiento (TIR) no son tan significativas.

No se trata de publicar información mas detallada, sino de que la información publicada sea de calidad. Entendida como información aceptada según los estándares contables internacionales, los cuales necesitan admitir comparaciones con datos de otras empresas de ese mismo sector o de otros países. En el caso europeo, los estándares europeos (las NIC), y en el caso del capital riesgo los admitidos por la EVCA (la Asociación Europea de Capital Riesgo).

La saturación de la información suministrada al mercado o a la sociedad redunda en una minusvaloración de la misma, y esto debe hacernos reflexionar.

El mismo circulo virtuoso de la empresa que comunica bien y a tiempo con sus clientes ante una situación de crisis puede tentar a esa misma empresa a exagerar sus oscilaciones de resultados, en el caso de las empresas cotizadas, para conseguir un recalificación trimestral positiva de las mismas que haga que los analistas sobreponderen sus acciones, y los inversores institucionales demanden el valor por existir una mejora, acaso ficticia ( o no tan relevante).

Una vez más, una herramienta muy útil, la información, puede generar transparencia o humo en función de quien lo use, pero no por ello se puede considerar menos valiosa la transparencia. Si su uso es maniqueo, al final el mercado lo termina sabiendo.

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