Según la gestora de fondos Pictet, las tendencias clave a tener en cuenta en ciencia, tecnología y sostenibilidad en 2023 van a ser al menos las siguientes: protección de la biodiversidad, coches de alta tecnología, informática periférica, economía circular, ingeniería farmacéutica, lucha contra la obesidad y aprendizaje transversal para toda la vida.
Revisemos una por una estas tendencias clave, y reflexionemos a partir de ellas:
1.Protección de la biodiversidad: El mundo está tomando conciencia de que proteger la biodiversidad es tan importante para nuestra supervivencia en la Tierra como frenar el calentamiento global. En la cumbre COP 15 de la ONU celebrada en Montreal en diciembre de 2022, los gobiernos firmaron un acuerdo pionero para frenar la pérdida de biodiversidad de cara a 2030. Para lograrlo, tendremos que aprovechar las tecnologías nuevas y existentes para integrar prácticas más sostenibles en sectores como agricultura, silvicultura, pesca, materiales, inmobiliario, consumo discrecional y productos básicos, servicios públicos y productos farmacéuticos.
Tras la COP 15, se espera que el sector financiero contribuya cada vez más a esta transición. La OCDE calcula que las inversiones destinadas a la protección de la biodiversidad ascienden a menos de 100.000 millones $ anuales, una cantidad insignificante, sobre todo si se compara con las que atrae el cambio climático (632.000 millones $). Se espera que la diferencia comience a reducirse lentamente en 2023.
2. Coches de alta tecnología:
Las nuevas tecnologías generan alteraciones y oportunidades en casi todos los sectores. El sector del automóvil no es una excepción. Los vehículos eléctricos son cada vez más populares, sobre todo gracias al reciente aumento del precio de la gasolina. En 2023 habrá nuevos lanzamientos de muchos fabricantes, como la icónica camioneta de Tesla. Según el Observatorio de Alix Partners, dentro de cinco años, se espera que uno de cada cuatro coches nuevos vendidos sea totalmente eléctrico. Esto, a su vez, impulsará la demanda de baterías y semiconductores.
La automatización es el otro cambio tecnológico clave en la industria automovilística. Aunque los vehículos totalmente autónomos siguen siendo en gran medida objeto de ciencia ficción, los últimos modelos ofrecen funciones de automatización cada vez más avanzadas, respaldadas por un software cada vez más complejo. La empresa china Baidu incluso tiene previsto lanzar un coche con volante desmontable.
Según Goldman Sachs, la longitud media del código de software por vehículo se ha duplicado hasta los 200 millones de líneas en 2020, y se prevé que alcance los 650 millones de líneas en 2025, lo que representa una gran oportunidad de crecimiento para el sector tecnológico.
3. Informática periférica:
El auge del 5G y los avances en Inteligencia Artificial han abierto una nueva era en el almacenamiento de datos. La informática periférica utiliza la realidad aumentada y el aprendizaje automático para analizar datos directamente en el lugar donde se recopilan o cerca de él, es decir, «en la periferia». A continuación, aprovecha las transferencias ultrarrápidas que permite el 5G para enviar estos datos a la nube. Cuando llegue el 6G, el proceso será aún más rápido. Una de las principales ventajas de este enfoque es la baja latencia, que a su vez abre la puerta al desarrollo de nuevos dispositivos y aplicaciones que dependen de retrasos mínimos.
Las explotaciones agrícolas, por ejemplo, están empezando a incorporar sensores de suelo y aire con capacidad para controlar el agua y los productos químicos con el fin de optimizar el rendimiento de los cultivos. La tecnología de vanguardia puede beneficiar al medio ambiente, ya que presenta una huella de carbono inferior en comparación con el procesamiento de datos en la nube. También crea nuevos retos de ciberseguridad y demanda de soluciones para afrontarlos.
4. Economía circular:
Desde metales y combustibles fósiles hasta animales y cultivos, estamos consumiendo el equivalente a un año de los recursos de la Tierra en solo ocho meses, lo que claramente no es sostenible a largo plazo. La respuesta es aprovechar al máximo lo que tenemos, y hacer que dure el mayor tiempo posible. El concepto de economía circular idealmente contempla un mundo sin residuos, un ciclo en el que los recursos se utilizan y reutilizan el mayor tiempo posible. La prioridad se centra en crear productos duraderos y fáciles de desmontar, reparar, renovar y volver a montar para fabricar otros productos. El planteamiento también implica hacer un mayor uso de materiales orgánicos (como la madera en la construcción) que forman parte de un ciclo natural. El diseño circular puede aplicarse tanto a bienes de consumo como a la industria y representa una gran oportunidad: la economía circular podría desbloquear hasta 4,5 billones $ de producción económica adicional, según el libro “Waste to wealth” publicado por Accenture en 2015.
En aquella publicación se hablaba de como las practicas empresariales, si no se reconducen, pudieran generar un déficit de 8 billones de toneladas entre oferta y demanda de recursos naturales en 2030. Este volumen de uso de recursos equivalía de EE.UU en 2015, suponiendo una pérdida de crecimiento económico de 4,5 trillones $ en 2030 y 25 trillones $ en 2050.
En aquella publicación, Accenture alertaba de como en las ultimas cuatro décadas del siglo XX los precios reales de las materias primas (commodities) habían bajado, a pesar de la demanda creciente generando diferentes formas de residuos: energía perdida, materiales usados una sola vez, residuos en los ciclos vitales con productos rechazados después de un breve periodos de tiempo, y aumento de los residuos generados, como por ejemplo, los coches, que podrían tener un ciclo de vida mucho más largo.
De cualquier modo, en las dos primeras décadas del siglo XXI hemos sido testigos de subidas en los precios y la volatilidad de materias primas cada vez más escasas en manos de proveedores menos estables, generando mayor incertidumbre en el suministro de recursos naturales por el aumento de la población, la economía de consumo, la urbanización y los cuellos de botella en la cadena de suministro derivados de la pandemia.
La transformación de los residuos en fuentes de valor mediante nuevos modelos de producción genera mejoras en la competitividad empresarial, reduciendo su dependencia de materias primas escasas e inestables, y generando servicios mas innovadores y mayores ingresos.
Y dentro de estos nuevos modelos de negocio vinculados a la economía circular, Accenture identifica cinco:
a) Plataformas de uso compartido: Utilizando tecnologías digitales para maximizar el uso de activos infrautilizados, como habitaciones de hotel, vehículos y productos de consumo. Por ejemplo, los autores destacan como el 80% de los accesorios domésticos en las economías maduras se utilizan apenas una vez al mes.
b) Los productos como servicio reemplazarán a los modelos de propiedad tradicionales: Con uso compartido de servicios como por ejemplo los medios de transporte compartido frente a la compra de vehículos o de plazas de garaje. Esta nueva forma de uso anima a los usuarios a mantener los productos un periodo de vida mayor, y ofrece nuevos servicios, como por ejemplo el mantenimiento o la eficiencia energética en los procesos de recarga.
c) Extensión del ciclo de vida, o reciclaje y reparación de productos usados: Permitiendo una duración mayor con nuevos clientes, y evitando la obsolescencia programada.
En 2022, dentro del sector de moda, los operadores de ropa reciclada han visto crecimientos de facturación de doble dígito, ayudando a reducir la agresión al medio ambiente y promoviendo un consumo responsable.
d) Las cadenas de economía circular: Permiten a los proveedores y a los socios usar materiales reciclados de forma repetida, ahorro de costes y predictibilidad en la cadena de suministro. Por ejemplo, una cadena de moda que use nuevos materiales, evitando el daño medioambiental y los riesgos asociados al cultivo del algodón. Es el caso de COS con sus camisetas de algodón orgánico, o la colección de Oysho con materiales 100% reciclados.
e) Recuperación y reciclaje: Supone ahorrar costes y reduce el volumen de residuos, incineradoras y vertederos. Algunas grandes cadenas de distribución reciclan el 100% de residuos generados en sus plantas de fabricación. Por ejemplo, Inditex ha introducido en la remuneración variable de su plantilla el volumen de material reciclado en sus procesos de fabricación y distribución.
Las estrategias digitales impulsan la economía circular. Por ejemplo, numerosas compañías están usando cada vez más combinaciones de smartphones, y análisis de datos para conectar la oferta y la demanda en lugar de otros canales entre activos y productos (en desuso).
Aunque ciertos pioneros vieron los excelentes resultados de la economía circular, las nuevas tecnologías ofrecen grandes oportunidades para todas las empresas en su estrategia global. Para conseguir una adopción a gran escala de la economía circular, se deben desarrollar capacidades funcionales específicas a lo largo de toda la cadena de valor. El driver de la economía circular no es la escasez, sino la oportunidad, manteniendo los recursos económicamente productivos el mayor tiempo posible para generar el mayor valor añadido, transformando el “residuo” en “recurso”.
Y, además, los gobiernos están cada vez más comprometidos. La economía circular es una parte clave de la iniciativa del Pacto Verde Europeo, con objetivos para 2023 que incluyen legislación para fundamentar las demandas ecológicas de las empresas y medidas para reducir el impacto de la contaminación por microplásticos en el medio ambiente.
5. Ingeniería farmacéutica:
El desarrollo de fármacos es particularmente lento y costoso, con pocas posibilidades de éxito. Pero eso puede estar a punto de cambiar gracias a la informática avanzada. En uno de los avances recientes más fascinantes del sector sanitario, DeepMind, la unidad de Inteligencia Artificial de Alphabet, logró desarrollar una tecnología que se puede utilizar para predecir la forma de cualquier proteína del cuerpo humano. Este avance puede allanar el camino para un descubrimiento de fármacos personalizados mucho más rápido, barato y eficaz, algo en lo que Alphabet y otras empresas están trabajando actualmente. Durante la próxima década, el mercado podría alcanzar un valor de unos 50.000 millones $, según Morgan Stanley, gracias a la firma de acuerdos de colaboración entre pequeños desarrolladores de Inteligencia Artificial y grandes laboratorios de biopharma.
Si las primeras alianzas ofrecen buenos resultados, se conseguirá mayor interés por parte de los inversores y de los mercados financieros. Además de la fortaleza de los datos, se espera que el mercado avance en alianzas como pruebas de validación de producto.
Con una pequeña inversión económica en inteligencia artificial una plataforma farmacéutica puede conseguir significativos ingresos mediante alianzas con laboratorios biopharma, a partir de un despliegue presupuestario de dividendos sucesivos y royalties.
6. Lucha contra la obesidad:
La prevalencia de la obesidad en el mundo se ha triplicado desde 1975, y actualmente es responsable de unos 3 millones de muertes al año. La COVID-19 aumentó la sensibilización sobre cómo el exceso de peso puede hacer a las personas susceptibles de padecer otras enfermedades.
Aunque siempre es más barato y mejor prevenir que curar y el cuidado de la dieta, el deporte y la falta de hábitos sanos son cada vez más promovidos desde instituciones públicas y organizaciones del tercer sector, ante los escasos resultados obtenidos de determinadas economías, existe también un creciente impulso, tanto de gobiernos como de particulares, para abordar el problema, que coincide con el desarrollo de nuevos tratamientos.
Recientemente se ha aprobado el uso de un nuevo fármaco para perder peso potencialmente prometedor en EE.UU. (país especialmente afectado por esta dolencia) y se espera que otro obtenga luz verde en 2023. El mercado mundial de tratamiento de la obesidad podría alcanzar los 54.000 millones $ en 2030, frente a los 2.400 millones $ en 2022, según Morgan Stanley.
Las aseguradoras están cada vez más dispuestas a cubrir el tratamiento de la obesidad, a la vez que también crece el interés público por pagar de su bolsillo cuando no se dispone de esa cobertura para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
7. Aprendizaje transversal para toda la vida:
Los cambios demográficos y tecnológicos han repercutido profundamente en la sociedad. Como resultado, el aprendizaje ya no está restringido a la escuela ni a la etapa escolar. Cada vez son más los países que apuestan por el aprendizaje permanente para hacer frente a los retos que plantea una población más longeva. La pandemia llevó a muchas personas a replantearse su vida y su trabajo. La escasez de mano de obra en ciertos sectores ha creado oportunidades para la incorporación de nuevos trabajadores. Al mismo tiempo, la mejora de la conciliación entre la vida laboral y personal y el teletrabajo, que permite ahorrar horas de desplazamiento, abriendo la puerta a nuevas aficiones. La creciente aceptación del aprendizaje en línea ha hecho que estudiar sea más accesible.
En este contexto, no es de extrañar que 2023 haya sido declarado como el «Año Europeo de las Capacidades», con inversiones adicionales en formación y un impulso para que más mujeres accedan a la ciencia y la tecnología, tratando de revertir las estadísticas actuales.
La batalla por la cualificación y evitar la fuga de talento es un reto pendiente para numerosas economías a la hora de optimizar sus recursos. Uno de los “errores” de algunos sistemas educativos es “encasillar” o “segregar” por áreas de conocimiento, dejando de lado la tecnología en algunos itinerarios universitarios, cuando la digitalización es transversal y ha afectado de lleno a todas las profesiones. Por ejemplo, la especialización en “sociales” o en “salud” en el sistema educativo español no debe obviar ni evitar la incorporación de capacidades de “proceso de datos” o “programación” que puede capacitar a los estudiantes para numerosas profesiones del futuro demandadas en consultoras o en hospitales. Si se hace estaremos reduciendo sus salidas profesionales generando “profesionales obsoletos” en origen.
Isabel Giménez Zuriaga
Directora General
Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros