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Actualmente vivimos en la Sociedad de la Información o la Sociedad del Conocimiento, y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son hoy en día incuestionables, puesto que forman parte de la cultura tecnológica que nos rodea y con la que debemos convivir.
Algunos expertos en la materia como Stephen Haag, Maeve Cummings y Donald J. MaCubbrey afirman que las tecnologías de información se componen de cualquier herramienta utilizada para trabajar con información, apoyar a la información y procesar las necesidades de información de una organización y que, por lo tanto, comprendería todos aquellos dispositivos que capturan, transmiten y despliegan datos e información electrónica y que apoyan el crecimiento y desarrollo económico de la industria manufacturera y de servicios, pero también de la vida cotidiana.
Los primeros pasos en la Sociedad de la Información se remontan a la invención del telégrafo, y llegan hasta nuestros días con la creación de los GPS, todas ellas innovaciones tecnológicas que han contribuido al desarrollo y evolución de nuestra Sociedad. Las nuevas tecnologías han adquirido un protagonismo absoluto, imponiendo un nuevo estilo y forma de vida en la mayoría de las actividades cotidianas, tanto en nuestra vida personal como profesional, produciendo cambios significativos en la estructura económica y social.
Las TICs es, conceptualmente, un término de gran amplitud por las implicaciones que tiene, pudiendo incluso hablar de un fenómeno que ha influido incluso en nuevas formas de exclusión social debido a lo que se conoce como “brecha digital”.
Con esta terminología se relacionan los desarrollos vinculados a los ordenadores, Internet, la telefonía, los «mas media», las aplicaciones multimedia y la realidad virtual. Estas tecnologías básicamente nos proporcionan información, herramientas para su tratamiento y canales de comunicación.
El mundo empresarial, obviamente no ha quedado ajeno a la realidad social, y si hace algunos años, quizás ya se pueda hablar de décadas, el uso de las tecnologías de la información era una opción, hoy se ha convertido en una necesidad básica para el desarrollo y pervivencia de la empresa.

Como siempre ha ocurrido, la expansión y la capacidad de supervivencia dependen de la habilidad de adaptación al cambio, y hoy en día esta adaptación se traduce en gran parte en la utilización de las nuevas tecnologías.

A las empresas les ocurre lo mismo, tanto el proceso de globalización como la rapidez con la que cambian los mercados, supone un aumento en la competitividad. La información se ha convertido en el eje motor de cambios sociales, económicos y culturales. El auge de las telecomunicaciones ha producido una transformación de las tecnologías de la información y de la comunicación, cuyo impacto ha afectado a todos los sectores económicos. Por lo tanto, las empresas requieren contar con una capacidad de adaptación en sus estructuras tecnológicas para poder gestionar todos los volúmenes de información disponibles.

Tradicionalmente se ha considerado que las Tecnologías de la Información, así como los departamentos de organización, planificación y sistemas, eran accesorios frente a los departamentos de producción o ventas generadores de ingresos en el organigrama de la empresa, sin tener en cuenta que la mejora en los mismos depende, en gran medida de las implantaciones tecnológicas proporcionadas por éstos. A ello hay que añadir que los gastos destinados a las TI son los que menos se comprenden y asimilan en la estructura empresarial, y además suelen ser áreas a las que se dedica menor empeño que a otras, lo que es un gran error puesto que debe integrarse dentro de la propia esencia.

Para modificar la visión sobre este aspecto son necesarias determinadas claves que nos ofrece Mark D. Lutchen en su Libro “Dirigir las TI Como un Negocio”:

En este sentido propone que el departamento de TI sea autónomo, y no dependa como en muchas ocasiones del Departamento Financiero o de Producción, adquiriendo una función de asistencia y un centro de costes en vez de erigirse como una unidad de Negocio.

Para solventar éste y otros problemas, el autor propone en su Libro una serie de soluciones para resolver el dilema de la gestión de las TI:

o Llevar las TI al centro de la empresa.
o Hay que considerar que la organización de TI es una unidad de negocio independiente (…) que facilita la consecución de las metas, tanto de la organización global como de las diversas unidades de negocio.
o Hay que vincular la estrategia de las TI a la estrategia de la empresa, más que a la teoría y a unos procesos idealizados.
o Hay que exigir a las unidades de negocio que definan sus necesidades informáticas y exigir a TI que ofrezca servicios recurriendo a una metodología de una rigurosa gestión de relaciones.
o Hay que institucionalizar una cultura de servicio al consumidor, de entregas a tiempo, de gran calidad y de rendimiento orientado a los resultados.
o Hay que recompensar a los ejecutivos y directivos de TI en función de sus resultados, que constituyen el motor del valor empresarial a todos los niveles.

Los empresarios son cada vez más conscientes de esta realidad y en los últimos tiempos se está avanzando en la correcta dirección adaptándose a la sociedad de la información. En este sentido, las empresas que configuran el tejido empresarial valenciano, son conscientes de que en un mundo con una economía globalizada como el actual, es necesario incrementar la vinculación de las nuevas tecnologías a las empresas si se quiere que éstas compitan con posibilidades de éxito.

Las empresas deben dotarse, no sólo de los cauces rápidos y adecuados de acceso a la información, sino que es necesario que éstas le den la importancia que merecen a los departamentos de TI y tener muy en cuenta el entorno así como las innovaciones y mejoras que se producen para adaptarlo al propio entorno empresarial, de forma que sean pioneras en la implantación de desarrollos tecnológicos con el consecuente aumento de su competitividad.

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