Turbulencias en la dirección financiera

Con la reestructuración que se está viviendo en el Sector Financiero, es habitual encontrar, concentraciones o fusiones de entidades, control de los riesgos presentes y futuros, y ya poniendo la guinda al pastel, la transposición de la Directiva Europea de Servicios de Pago, no es de extrañar que conseguir financiación para invertir o continuar sea más complejo. Por eso, ser un buen Director Financiero es fundamental.

El objetivo de una empresa es conseguir el máximo beneficio posible siendo, al mismo tiempo, socialmente responsable. Ser hoy en día el responsable de las finanzas no es tarea fácil, pero aún cuando las cosas iban bien tampoco lo era. Cumplir las directrices de actuación de la Dirección para alcanzar la rentabilidad esperada siempre depende de haber realizado bien las previsiones a corto y largo plazo de los cuadros micro y macroeconómicos. La primera pregunta que se ha de hacer es ¿Qué se debería hacer para intentar minimizar los riesgos coyunturales que afectan a la empresa?

Para ser un buen director financiero no es suficiente haber cursado estudios universitarios en económicas y algún que otro master. Se ha de tener una mayor preparación en la rama financiera, una buena actitud crítica y de síntesis de la situación económica de los mercados donde opera la empresa. Es importante conocer todo el organigrama y los procesos productivos de la compañía, para establecer los puntos de recogida de información con el fin de realizar los análisis sobre su evolución. La mayoría de las pequeñas y medianas empresas consideran una buena política financiera establecer la fecha de cobros y pagos sin profundizar más. Es de vital importancia analizar las necesidades operativas de financiación con el fin de establecer los criterios de pago a proveedores. No tener claro el periodo de pago y el periodo de cobro puede jugar una mala pasada.

Pongamos un ejemplo: una empresa realiza el stock de materia prima el día 1 de un mes, y tiene establecido que el pago de esa mercancía se realizará 30 días después de su recepción en nuestros almacenes. ¿Qué pasará si por el sistema productivo tardamos 30 días en fabricar el producto final vendible, y al mismo tiempo, se permite el pago a 60 días a los clientes? Se tendrá una diferencia en los flujos de efectivo que conllevará unas necesidades de financiación y una menor rentabilidad financiera para nuetros resultados operativos.

Establecer una buena política de cobros y pagos sólo constituye una parte de las tareas atribuidas a un responsable financiero, además de esta función, debe conocer las diferentes vías de obtención de liquidez para diseñar así el mix perfecto, considerando sus respectivos costes e implicaciones económicas para la empresa. En función del sistema de financiación elegido, se puede incurrir en una excesiva carga financiera que lastrará la cuenta de resultados. Para conseguir maximizar los recursos se debe realizar un estudio de la situación económica-financiera de la entidad.

Para comenzar, se ha de determinar de dónde se obtendrán los datos a analizar. Si sólo se considera la información facilitada por los balances, se corresponderá con un momento determinado, es decir, los balances son estáticos a una fecha concreta. Si bien es importante obtener los balances contables con cierta regularidad para poder detectar desviaciones respecto a los presupuestos elaborados, también es relevante establecer puntos de suministro de información a lo largo del proceso productivo para ir conociendo cómo evolucionamos, y poder realizar las medidas correctoras antes de que se haya terminado el producto.

Determinar estos puntos de suministro de información es función del departamento financiero, que establecerá qué criterios son los más adecuados para poder conocer la situación de la empresa y utilizar las herramientas informáticas adecuadas para obtener la información relevante en tiempo, y poder tomar así las decisiones adecuadas.

Por otra parte, y retomando la idea inicial de este artículo, las decisiones de inversión y desinversión tienen que realizarse siguiendo criterios económicos, bien a corto, medio o largo plazo, en función de sus necesidades operativas. Es aquí donde entran en juego las medidas adoptadas actualmente por muchas empresas. No hay que olvidar que existen varios métodos de valoración de inversiones, pero además hay que tener en cuenta la fiscalidad, normativa laboral y regulación del mercado allí donde deseemos establecer la planta de producción.

En los medios de comunicación se habla de la falta de liquidez como uno de los problemas para las empresas, y no sólo se trata de las pequeñas, sino también de las empresas cotizadas que están teniendo dificultades para refinanciar sus deudas. Posiblemente se deba a la falta de un buen Plan de Financiación, donde se establezca de forma realista, la evolución de la organización. Durante estos años crear una empresa y llegar a unos mínimos de facturación no ha sido difícil, pero ahora, las cosas se están complicando, ya que las entidades financieras realizan un análisis más exhaustivo de los datos aportados y de las previsiones realizadas. Como se comentó anteriormente, el principal problema de un director financiero es conseguir una mínima desviación respecto las previsiones que se han realizado. De esas previsiones se desprende todo su Plan de Financiación.

Las empresas buscan Directores Financieros con formación específica en este tema, y con una serie de habilidades fundamentales que se adapten al entorno en el que viven las empresas tales como: liderazgo, capacidad de convencer, comunicación interna y externa, diálogo y consenso, gestión de reuniones, trabajo en grupo, etc; la organización, control y evaluación de un Plan de Financiación; conseguir ser un buen negociador con las entidades financieras y tener mano firme a la hora de tomar decisiones.

Conseguir ser un buen director financiero en la práctica permitirá poder optar a mayores responsabilidades dentro o fuera de la empresa y, por tanto, recibir una mayor recompensa al esfuerzo realizado.

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