Riesgo, rentabilidad y liquidez son los tres criterios principales que tienen en cuenta los inversores a la hora de contratar un producto financiero, según la última encuesta publicada por EFPA España. En un contexto económico complicado, se constata el aumento de la demanda de un asesoramiento independiente y de calidad para gestionar los ahorros. En este sentido, un 43,2% de los asesores financieros considera que la demanda de sus servicios ha aumentado. No obstante, todavía estamos muy por detrás de cifras como las de Reino Unido o Suiza, con mayor tradición y cultura financiera.
Pero, ¿qué entendemos por asesoramiento financiero? Existe un gran desconocimiento sobre esta profesión, que desde hace muchos años ha sido un servicio que se ha vinculado de forma generalista a los grandes patrimonios dentro de la banca privada. Su papel debe ser el de asistir a cualquier cliente en su toma de decisiones de inversión (patrimonial, fiscal, financiero, etc.), ayudándole a gestionar mejor y con mayor eficiencia su patrimonio, y primando siempre al usuario frente al producto. Aunque el asesoramiento financiero se ha llevado realizando en España desde hace años, no ha sido hasta la implantación de la directiva MiFID, Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, cuando se ha reconocido esta profesión como un servicio de inversión de primer nivel, que sólo pueden ejercer las sociedades de valores (que operan por cuenta ajena y cuenta propia), las agencias de valores (que operan por cuenta propia), las sociedades gestoras, las EAFI (empresas de asesoramiento financiero), y las entidades de crédito (siempre que estén autorizadas para ello); en definitiva, las empresas de servicios de inversión.
Con un sector financiero en plena reestructuración y una crisis crediticia que ha alcanzado magnitudes nunca vistas, esta profesión se enfrenta al difícil reto de recuperar la confianza del ciudadano, llevando el código ético, la formación especializada y la cercanía con el cliente como estandartes. Para ello, existen entidades independientes, como EFPA España, dedicadas a promover la figura del asesor y planificador financiero, y que exigen una cualificación profesional de acuerdo a estándares europeos, garantizando un nivel de competencias y conocimientos. En su apoyo a esta insigne labor, la Fundación de Estudios Bursátiles Financieros desarrolla un Programa Superior de Asesoramiento Financiero, que dará comienzo el 23 de enero en su décima edición, y que da acceso, previa superación de las pruebas correspondientes, al título profesional de European Financial Advisor (EFA), una certificación que busca regularizar un sector y luchar contra el intrusismo en beneficio de una sociedad más protegida y con mayor cultura financiera. En este sentido, hoy en día los ahorradores se muestran más interesados en los conocimientos de su planificador, (en un 71% de los casos frente a un 56% de la época precrisis), y además hay una clara tendencia de los inversores a preocuparse por aumentar la propia cultura financiera.
Esta profesión debe adaptarse a los cambios del sector financiero, para lo que será necesario trabajar en una mayor independencia y transparencia, promover la formación continua y una mayor especialización, así como ejercer un asesoramiento integral y a lo largo plazo, que tenga en cuenta el plan de vida futuro de los clientes.